Francia: avanza la ultraderecha con el 33% del voto

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PARÍS.— El partido ultraderechista francés Reagrupamiento Nacional (RN) y sus aliados alcanzaron el 33% del voto popular en la primera vuelta de las elecciones parlamentarias, informó el Ministerio del Interior, mientras que el izquierdista Nuevo Frente Popular quedó en segundo lugar con el 28%. El bloque centrista del presidente Emmanuel Macron alcanzó el 20%, según el ministerio.

La alianza de centroderecha del presidente Emmanuel Macron y la coalición de izquierdas inician una semana de campaña decisiva en Francia para evitar la llegada de un nuevo gobierno de extrema derecha en la Unión Europea. El partido ultraderechista Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen y sus aliados obtuvieron alrededor del 33% de los votos en la primera vuelta de las elecciones legislativas celebradas el domingo.

Podrían hacerse con la mayoría simple o incluso absoluta de los 577 diputados de la Asamblea Nacional (cámara baja) tras el balotaje previsto el 7 de julio, allanando el camino a un gobierno ultraderechista. «La extrema derecha está a las puertas del poder«, advirtió el primer ministro Gabriel Attal, instando a los votantes a no apoyar a RN. Sin embargo, esta posibilidad no se presenta como una tarea fácil.

Francia elige a sus diputados en circunscripciones uninominales, con un sistema mayoritario a dos vueltas. En el balotaje pueden participar dos, tres o más candidatos en cada circunscripción. Con un RN en posición de fuerza, la presión se intensificó sobre sus rivales para que se retiren en caso de balotajes con tres candidatos, aumentando así las posibilidades del mejor posicionado contra un rival ultraderechista.

«Tras la conmoción, hacer frente unidos», titulaba el diario de izquierda Libération en su portada, junto a una imagen en blanco y negro del candidato de extrema derecha a primer ministro, Jordan Bardella, de 28 años. Los partidos franceses han aplicado tradicionalmente la política del «cordón sanitario» para aislar al partido heredero del Frente Nacional de Jean-Marie Le Pen, conocido por sus comentarios racistas y antisemitas.

El principal obstáculo para la aplicación del cordón sanitario son las reticencias del oficialismo a llamar a votar por candidatos de La Francia Insumisa (LFI, izquierda radical), partido que Macron calificó de «antisemita» y «antiparlamentario». Pese a esas críticas, la izquierda, desde el sector socialdemócrata hasta el anticapitalista, se presentó unida en el Nuevo Frente Popular (NFP), que llegó en segunda posición el domingo con cerca del 28% de los votos.

Macron, cuyo bloque de centroderecha terminó tercero con alrededor de 22% de los votos, llamó a una alianza «amplia» contra la extrema derecha durante la segunda vuelta, pero sin aclarar si apoyarán a candidatos de izquierda radical. Ante miles de simpatizantes en París, el líder socialista Olivier Faure criticó el mensaje «confuso» de los responsables oficialistas, urgándoles a realizar un «llamamiento claro» para «evitar lo peor».

La llegada al poder de la extrema derecha, por primera vez desde la Liberación de Francia de la ocupación nazi en 1945, sumaría un nuevo país en la UE gobernado por esta tendencia, como Italia. Y podría debilitar la política de apoyo a Ucrania de Macron. Aunque el partido de Le Pen asegura que apoya a Kiev, subraya que quiere evitar una escalada con Moscú.

Macron, cuyo mandato termina en 2027, provocó el adelanto electoral a raíz de la victoria de RN en los comicios europeos en Francia y ahora se arriesga a compartir el poder con un gobierno de otro color político, a menos de un mes de los Juegos Olímpicos de París. «Necesitamos una mayoría absoluta» para poder gobernar, dijo Le Pen el domingo en su feudo de Hénin-Beaumont, en el norte. Su programa aboga por recrudecer el control de la inmigración, más «autoridad» en la escuela y reducir la factura energética de los hogares, entre otras medidas.

Si no logran la mayoría absoluta, Francia podría vivir un período de bloqueo institucional con tres bloques en el Parlamento –izquierda, centroderecha y extrema derecha– y sin posibilidad de convocar nuevos comicios hasta dentro de un año.