BOGOTÁ.- La violencia parece no tener fin en Colombia. El país cafetero vivió otro fin de semana escalofriante. En menos de 12 horas, 13 personas fueron asesinadas en dos regiones de la nación sudamericana.
En Betania, suroeste del departamento de Antioquia, fueron masacrados ocho recolectores de café; mientras que en Cauca, una de las regiones más azotadas por la violencia política, asesinaron a cinco personas.
En el municipio de Betania, diez hombres fuertemente armados abrieron fuego indiscriminadamente contra los recolectores que estaban en un dormitorio de una finca del caserío La Julia. En lugar había 14 campesinos.
Esa matanza sigue a una ocurrida el pasado 3 de noviembre a la que cinco personas fueron asesinadas en el municipio de Nechí, también Antioquia, donde fueron atacados a tiros quienes departían en un billar.
Según el alcalde de Betania, Carlos Mario Villada, “hay una disputa por las plazas de vicio (droga) que pasó de los cascos urbanos a las zonas rurales”, indicó Villada a la prensa local.
Según el alcalde, dicha disputa la mantienen dos facciones del Clan del Golfo, una banda narco paramilitar.
La noche del sábado cinco personas fueron asesinadas y dos más resultados heridas en el corregimiento de El Mango, en Argelia. Entre las víctimas se encontraba un líder social del municipio identificado como Libio Chilito, según la prensa colombiana.
Camil González, director de la ONG Instituto de Estudios para el Desarrollo y La Paz (Indepaz), en el suroeste antioqueño “hay una fiebre del oro” que, sumado al microtráfico y la extorsión, lleva a los grupos armados a disputarle el poder. “Además del Clan del Golfo, allá también delinquen los Caparros”.
Una disputa similar, según González, ocurre en Cauca entre las disidencias de la extinta guerrilla de las FARC y ELN principalmente, por el control de las rutas del narcotráfico.