CIENCIA.- Arqueólogos australianos descubrieron una extraña momia egipcia envuelta en un caparazón de barro en lugar de resina. Además, la momia sufrió una separación “post mortem”.
Como muchas de las momias egipcias antiguas, esta momia y su ataúd con tapa fueron adquiridos en el siglo XIX por un coleccionista occidental, Sir Charles Nicholson, quien la llevó a Australia. Nicholson los donó al Museo de la Universidad de Sídney en 1860, donde se guardan hasta ahora.
Los investigadores revelaron que el ataúd es más nuevo que el cuerpo enterrado en él. Sugieren que los vendedores locales engañaron a Nicholson, colocando un cuerpo momificado, no relacionado, en el ataúd para vender un conjunto completo, “una práctica bien conocida en el comercio local de antigüedades”.
El ataúd lleva inscrito el nombre de una mujer, Meruah o Meru, y data de alrededor del año 1.000 a.C, según la iconografía que lo decora, mientras que la momia data del año 1207 a.C. Por ende, el ataúd es casi dos 200 años más reciente que la momia que contiene.
Si bien el individuo no es Meruah, los investigadores lograron concluir que se trata de una mujer que murió entre los 26 y los 35 años, según los investigadores.
Tras su muerte, la mujer fue momificada y envuelta en tejidos, sus restos resultaron dañados en “circunstancias desconocidas”, posiblemente por ladrones de tumbas, lo que llevó a alguien a reparar su momia.
Probablemente la reparación tuvo lugar en el plazo de una o dos generaciones desde su primer entierro e incluyó “volver a envolverla, empaquetarla y acolcharla con textiles, y aplicar el caparazón de barro”, escribieron los científicos que realizaron el estudio.