MICHIGAN.— La candidata presidencial demócrata Kamala Harris asistió el domingo a una histórica iglesia afroamericana en el estado clave de Michigan, mientras su rival republicano, Donald Trump, realizó un mitin en Pensilvania.
Las encuestas reflejan una competencia reñida entre ambos candidatos. Harris, de 60 años, cuenta con un sólido respaldo entre las mujeres, mientras que Trump, de 78, ha ganado popularidad entre los votantes hispanos, especialmente entre los hombres.
Aunque ambos candidatos son vistos de manera desfavorable por el electorado, según datos de Reuters/Ipsos, esto no ha disuadido a los votantes. Más de 76 millones de estadounidenses ya han votado anticipadamente, acercándose a la mitad de los 160 millones de votos emitidos en 2020, cuando la participación alcanzó niveles históricos.
Este martes también se definirá el control del Congreso, con los republicanos como favoritos para ganar el Senado y los demócratas buscando recuperar la mayoría en la Cámara de Representantes.
«En solo dos días, tenemos el poder de definir el destino de nuestra nación para las próximas generaciones», expresó Harris a los congregantes de la Iglesia Institucional Greater Emmanuel de Dios en Cristo, en Detroit. «Debemos actuar; no basta con rezar ni hablar. Tenemos que realizar los planes que Dios tiene para nosotros, a través de nuestras acciones, nuestras decisiones diarias, y nuestro servicio a las comunidades y a nuestra democracia», añadió.
En su primer mitin del domingo, Trump improvisó y desestimó las encuestas que favorecen a Harris. Llamó a los demócratas «partido demoníaco», bromeó sobre la cobertura mediática, criticó al presidente Joe Biden y se quejó del precio de las manzanas. «Kamala lo arruinó y nosotros lo vamos a arreglar», dijo con voz ronca. También cuestionó el proceso electoral, afirmando: «Es una maldita vergüenza, y soy el único que lo denuncia porque todos los demás tienen miedo».
Trump continuaría su jornada en Kinston, Carolina del Norte, y luego en Macon, Georgia. Georgia y Carolina del Norte, entre los siete estados indecisos, aportan 16 de los 270 votos necesarios en el Colegio Electoral para ganar la presidencia, mientras que Pensilvania, con 19 votos, es el más decisivo.
Analistas calculan que Harris necesitaría alrededor de 45 votos electorales de estos estados para asegurar la Casa Blanca, mientras que Trump requeriría unos 51, asumiendo que ambos ganen los estados en los que ya cuentan con ventaja.
«No debí haberme ido»
Hacia el final de su discurso en Pensilvania, Trump, quien en 2021 alentó el asalto al Capitolio tras su derrota, admitió que no quería dejar el poder. «Teníamos la frontera más segura de la historia el día que me fui. No debí irme. Lo hicimos bien, muy bien», afirmó.
Trump sostuvo que los resultados deberían conocerse en la noche de la elección, pese a las advertencias de que el conteo podría demorar varios días. Los demócratas dicen estar preparados para contrarrestar un intento prematuro de Trump de declararse ganador.
Harris, por su parte, expresó confianza en el sistema electoral: «Apoyamos elecciones libres y justas. En 2020, él perdió, y el sistema actual tiene integridad».
Tensión en Michigan
Tras su visita en Detroit, Harris se dirigirá a East Lansing, Michigan, un estado industrial en el que necesita ganar. Sin embargo, enfrenta escepticismo entre algunos de los 200.000 estadounidenses de origen árabe del estado, quienes se sienten decepcionados por su falta de acción para detener la guerra en Gaza y reducir la ayuda a Israel. Trump, quien visitó Dearborn, Michigan, el viernes, prometió poner fin al conflicto en Oriente Medio, aunque no detalló cómo lo haría.
Harris, que ha mantenido reuniones a puerta cerrada con líderes árabes y musulmanes, enfocará su energía en comunidades afroamericanas.
Samah Noureddine, una libanesa-estadounidense de 44 años que reside en Grosse Ile, cerca de Detroit, votó por Biden en 2020 pero este año apoya a Jill Stein, del Partido Verde. «Estoy indignada porque Harris financia el genocidio, y si vuelve Trump también vamos a sufrir», dijo. «Estoy cansada de ambos».
En estos últimos días de campaña, Harris ha intentado persuadir a los votantes de que puede reducir el costo de vida, una preocupación central tras varios años de inflación.
Trump, por su parte, ha sostenido que Harris debe rendir cuentas por el alza de precios y el aumento en los niveles de inmigración, a los cuales ha descrito como amenazas para el país.