EL CAIRO.- Dos expresidentes egipcios comparecieron en la misma sala de audiencias de El Cairo, con Hosni Mubarak testificando en el nuevo juicio de su sucesor Mohamed Morsi por cargos de una fuga de presión masiva.
Derrocado durante las protestas de 2011 que pusieron fin a su mandato de 30 años, se pudo ver a un frágil y canoso Mubarak entrando a la sala del tribunal con un bastón el miércoles.
Durante su testimonio contra Morsi, el primer presidente de Egipto elegido democráticamente, el hombre de 90 años, afirmó que no podía responder la mayoría de las preguntas y que necesitaba el permiso del ejército y del actual presidente Abdel Fattah el-Sisi.
A principios de mes, Mubarak había decidido no presentarse ante el tribunal en el caso. Su abogado, Farid al-Deeb, había dicho al Tribunal Penal de El Cairo que el expresidente era miembro del ejército y que tenía que obtener permiso de dicha institución para comparecer ante el tribunal.
Desde su expulsión del poder en un golpe militar organizado por Sisi, Morsi ha sido juzgado en varios casos diferentes. En abril de 2015, fue sentenciado a 20 años por cargos de orden de arresto y tortura de manifestantes en enfrentamientos fuera del palacio presidencial en 2012. En septiembre de 2016, Morsi fue condenado a otros 25 años de prisión por cargos de pasar información a Catar. Y en diciembre de 2017, también fue condenado a tres años por cargos de insulto al poder judicial.
Después de la remoción de Morsi en 2013, Sisi desató una violenta represión contra sus oponentes, con decenas de miles de personas encarceladas, sin cargos, en condiciones condenadas por grupos de derechos humanos. Amnistía Internacional describió el sistema judicial de Egipto como «horriblemente roto», y las sentencias de muerte dictadas a Morsi y otros miembros de la Hermandad Musulmana en juicios anteriores como una «marcha vengativa a la horca».
En un informe publicado en marzo, un panel de parlamentarios y abogados británicos dijo que las condiciones de encarcelamiento de Morsi lo habían dejado en riesgo de una «muerte prematura». El panel, que fue encargado por la familia del antiguo mandatario, dijo que él está «recibiendo atención médica inadecuada, particularmente manejo inadecuado de su diabetes, y manejo inadecuado de su enfermedad hepática». «Es probable que la consecuencia de esta atención inadecuada sea un rápido deterioro de sus condiciones a largo plazo, lo que probablemente lleve a una muerte prematura», agregó el informe.