BRUSELAS.— Hungría, gobernada desde hace 14 años por el nacionalista Viktor Orbán, asumirá el 1 de julio la presidencia rotativa del Consejo de la Unión Europea o que dará lugar a un semestre delicado por las agrias diferencias entre Budapest y numerosas capitales europeas.
El Consejo de la UE reúne a los representantes de los 27 países del bloque a nivel ministerial. El país que ocupa la presidencia semestral tiene, generalmente, influencia en el orden del día de las reuniones, las agendas y temas considerados prioritarios.
Sin embargo, Hungría mantiene una difícil relación con las instituciones europea, que van desde su rígida postura sobre la migración, los cuestionamientos a la vigencia del Estado de derecho o el apoyo a Ucrania.
En meses recientes, las relaciones han mejorado levemente al punto que Hungría aceptó la apertura formal de negociaciones con Ucrania para la adhesión al bloque.
En tanto, un paquete de ayuda militar a Ucrania por unos 6.600 millones de Euros (unos 7.000 millones de dólares) que tiene el apoyo de la UE y las capitales europeas, sigue bloqueado por Budapest.
Hungría ya adelantó que en su semestre presidencial no pretende impulsar nuevas rondas de negociaciones de adhesión con Ucrania. Tampoco parece decidido a levantar su veto a la ayuda militar.
El representante permanente de Hungría ante la UE, Balint Odor, aseguró que la presidencia del bloque «será como cualquier otra». «Actuaremos como mediadores imparciales», agregó.
De acuerdo con Odor, las prioridades de la presidencia húngara serán reforzar la competitividad económica de la UE, fortalecer la industria de Defensa, y contener la inmigración ilegal.
Sin embargo, el plan general húngaro para la UE en el segundo semestre tiene como slogan «Make Europe Great Again» (MEGA, o «Hagamos que Europa sea nuevamente grande», en inglés).
Se trata de una referencia evidente al principal lema de campaña del expresidente Donald Trump («Make America Great Again»), que revive pésimos recuerdos para el bloque.
El lema escogido por Hungría generó irritación aunque el gesto fue interpretado como una provocación antes de las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos.
Para un diplomático europeo, los húngaros «están tratando de irritar a la gente. Pero no es inteligente ni divertido». El ministro húngaro de Asuntos Europeos, Janos Boka, defendió el eslogan. «Se refiere a la idea de una presidencia activa y práctica, al hecho de que juntos somos más fuertes, respetando nuestra identidad«, dijo Boka.
«Que yo sepa, Trump nunca quiso que Europa se torne más fuerte», agregó el ministro.
El semestre que comienza en julio es especial para la UE debido a que tiene que definir la distribución del poder político luego de las elecciones europeas de junio e instalar el nuevo Parlamento Europeo.
La presidencia del Consejo concede al país que la asume una mayor influencia en la definición de agendas, pero no un poder ilimitado, apuntan fuentes diplomáticas.
«Incluso si a la presidencia no le gusta, se puede incluir un punto en la agenda» de una reunión, dijo un alto diplomático. «Por eso, no le tengo miedo a Hungría», agregó.
Uno de los puntos permanentes de fricción entre Budapest y las instituciones de la UE es la decisión de la Comisión Europea de bloquear unos 19.000 millones de euros (USD 20.000 millones) que le corresponden al país, por cuestionamientos a la vigencia del Estado de derecho en Hungría.
Para la Comisión -el brazo ejecutivo de la UE- hay normativas vigentes en Hungría que limitan derechos de personas LGBT+ y los solicitantes de asilo y no facilitan la lucha contra a corrupción.