ANTAKYA.- Una calma temporal se estableció en las áreas controladas por los rebeldes en el noroeste de Siria, lo que permitió a algunos civiles regresar a sus hogares después de huir de un intenso bombardeo de las fuerzas gubernamentales rusas y sirias.
El gobierno del presidente sirio Bashar al-Assad, apoyado por sus aliados Rusia e Irán, ha estado preparando un ataque militar a gran escala para capturar la provincia noroccidental de Idlib, el último bastión rebelde en el país, que alberga alrededor de unos tres millones de personas, y las áreas adyacentes.
Los ataques aéreos y bombardeos de las provincias meridionales de Idlib y Hama se intensificaron la semana pasada después de que Moscú y Teherán rechazaran una propuesta turca de alto el fuego en una cumbre trilateral celebrada en la capital iraní el 7 de septiembre.
La renovada campaña de bombardeos llevó al desplazamiento de más de 30,000 personas desde áreas controladas por los rebeldes en el noroeste de Siria desde principios de septiembre, según las Naciones Unidas.