Incendios siguen arrasando el sureste de Australia

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SÍDNEY.- Los incendios forestales que arrasan el sureste de Australia están lejos de controlarse, pese a que la lluvia le otorgó tiempo y una tregua a los exhaustos bomberos y habitantes locales, mientras que este domingo, Scott Morrison, admitió que pudo haber errores en la atención gubernamental del desastre.

La crisis desatada por las voraces llamas que consumen a Australia se está volviendo cada vez más política a medida que el país analiza las causas y la respuesta del gobierno a los graves incendios forestales que azotan su territorio desde septiembre pasado.

“Hay cosas que hubiera podido manejar mucho mejor en el terreno”, reconoció Morrison, a quien sus detractores acusan de haber cometido “demasiados errores en su gestión”.

La disculpa del cuestionado primer ministro llega luego de que el viernes miles de personas se manifestaran en varias ciudades de Australia para pedir su dimisión además de exigirle más medidas contra el cambio climático y para poder luchar contra los incendios forestales, que ya han dejado 28 muertos y miles de casas calcinadas.

A Morrison se le acusa de ser defensor de industrias contaminantes como la del carbon y se ha negado a relacionar la crisis climática con los devastadores incendios forestales.

De igual manera, Morrison fue duramente criticado por irse de vacaciones sin avisar a Hawái en plena crisis antes de Navidad, y durante sus visitas a la zonas afectadas ha podido ver de primera mano el rechazo de algunos vecinos que se han negado a darle la mano e incluso lo han insultado.

Expertos de la Universidad de Sídney consideran que la catástrofe ha provocado la muerte de 1.000 millones de animales, cifra que incluye mamíferos, aves y reptiles.

Residentes del estado de Victoria han confirmado que el combustible y los alimentos básicos como la leche y el pan han empezado a escasear.

La flora australiana ha estado ardiendo durante más de tres meses y se estima que los incendios han destruido 2.000 hogares y consumido más de ocho millones de hectáreas de tierra y vida silvestre, una extensión de tierra como la de Irlanda.