BUENOS AIRES.- Argentina, una de las economías más grandes de la región, con abundantes recursos naturales, con tierras agrícolas extremadamente fértiles y con importantes reservas de gas y litio, es uno de los líderes de América Latina en agricultura y ganadería vacuna.
Sin embargo, la volatilidad del crecimiento económico, sumado a la acumulación de obstáculos institucionales impiden el desarrollo del país. Con la pandemia del COVID-19 y el aislamiento social como la única herramienta para combatirla, se terminó de agravar la situación.
Pero también cabe mencionar la indefinición del mapa político argentino como uno de los factores que siguen poniendo obstáculos al crecimiento del país austral, que en este momento crítico, está urgido de las tan anheladas inversiones extranjeras.
Uno de los escenarios que denota la falta de claridad del mapa político diseñado por el presidente, Alberto Fernández, es el de Abel «Chavo» De Manuele, quien funge actualmente como jefe de Gabinete del Ministerio de Transporte y durante la gestión del expresidente, Mauricio Macri, fue un férreo defensor de sus políticas, además de integrar el grupo reformista que conformó el entonces Ministro de Trabajo Dante Sica, hombre cercano al expresidente Eduardo Duhalde.
En 2019, el expresidente Macri creó una comisión de notables funcionarios que tenía como integrante al Dr. Abel Nicolás De Manuele, abogado especialista en Derecho Laboral y docente universitario, además de ser asesor de sindicatos.
El “Chavo” de Manuele presidió la agrupación radical Franja Morada, históricamente dirigida por el radical Enrique “Coti” Nosiglía, uno de los hombres que ayudó oportunamente a que Mauricio Macri llegara a la presidencia. El abogado De Manuele, quien estuviera a cargo de las negociaciones por la Hidrovía habría avanzado por cuenta propia sin la consulta previa al poder Ejecutivo.
La Hidrovía es de vital importancia para la salida de los bienes que exporta el campo argentino. Varias compañías de países como China, Holanda, Estados Unidos y Alemania y Bélgica, conscientes de la vitalidad que representa ese tramo fluvial para la Argentina, intentan hacerse de la licitación.
La concesión del denominado Sistema de Navegación Troncal vence el proxímo 30 de abril, y la incertidumbre se apodera de los productores al no saber qué sucederá el día después, teniendo en cuenta que ya no dan los tiempos para adjudicar una nueva licitación y es mayo, justamente, el mes más importante para las exportaciones de soja y maíz.
Por ese canal fluvial regularmente sale el 80% de la producción agroindustrial de la Argentina, la misma que genera el mayor ingreso de divisas a la economía nacional.
En ese contexto, más de 10 entidades de la agroindustria le enviaron una carta al ministro de Transporte, Mario Meoni, en la que le solicitan que se garantice “la continuidad del servicio de dragado y señalización”.
La licitación histórica, que viene prorrogándose desde 1995, debía ser analizada con criterio técnico y político por parte de De Manuele. Ambos criterios fueron escasos, sumado a ello, la falta de «cintura» política que generó un pedido de informes por parte del Senado Nacional al Ministro Meoni.
En sectores vinculados al oficialismo se empieza a suscitar el interrogante de por qué, un ex cambiemos, tiene bajo su control temas estratégicos para la Argentina.
Además, lo señalan como un profesional vinculado pura y exclusivamente al derecho laboral, sin ningún conocimiento ni experiencia en transporte o gestión pública.
Desde la Subsecretaria de Puertos y Vías Navegables trascendió que el tema se manejó incorrectamente y que no fueron incluidos en las decisiones importantes para el sector.
La concesión de la vía fluvial lleva 25 años en manos de Hidrovía S.A, una sociedad integrada por la empresa belga Jan de Nul y la argentina Emepa SA. A lo largo de 750 kilómetros, cada año se remueven aproximadamente unos 30 millones de metros cúbicos de barro, arena y piedras.