BARCELONA.- Hoy se cumple exactamente un año del 1-O en Cataluña, día en que se realizó el referéndum independentista ilegal y fue rápidamente anulado por la judicatura española. Por eso, este lunes, casi 18.000 independentistas se manifestaron en distintos puntos de la Comunidad Autónoma y conmemoraron la fecha.
En estos 365 días las fracturas que dividen a Cataluña se ensancharon y el panorama político-social se revolucionó. Las principales consecuencias tras la declaración ilegal de la independencia:
En primer lugar, aquel primero de octubre, la Justicia procesó a varios políticos y activistas, de los cuales 9 se encuentran desde entonces en prisión preventiva, acusados de rebelión, sedición y malversación de fondos públicos. Estas detenciones generaron que los catalanes se dividiera entre quienes los consideran presos políticos y los que sostienen que cruzaron una línea roja al viola la constitución española, la cual los ampara.
A los pocos días del referéndum, quienes defienden la independencia llevaron a cabo masivas convocatorias para reclamar sus derechos y pedir la liberación de los presos. Con el correr de los meses, estas protestas se transformaron en manifestaciones pasivas y vandálicas, según el caso, y caldearon el clima social entre los catalanes.
La comunidad amanece día a día con nuevos lazos amarillos distribuidos por los diferentes espacios públicos, insignias de los independentistas. Ante esto, grupos de personas comenzaron a retirarlos pero los soberanistas les complicaron el trabajo: colocaron trampas, como clavos, cuchillas de afeitar e incluso químicos, para que caigan cuando las quiten y así incrementar las posibilidades de causar daños.
Los conflictos entre las dos partes no quedan ahí. La violencia verbal y física también se convirtió en un clásico de las calles catalanas. La madrugada del miércoles, por citar un ejemplo, 50 personas del Grupo de Liberación Penedès (GLP) que se encontraban retirando lazos y carteles fueron increpados por independentistas a quienes les molestaban sus labores, quienes después los persiguieron y acosaron. Varias organizaciones similares quieren convocar una manifestación en rechazo a la violencia y continuas amenazas nocturnas de decenas de encapuchados.
«Negar el conflicto social es no querer ver a media Cataluña», afirmó en una reciente entrevista Inés Arrimadas, jefa de la oposición en la Comunidad autónoma.
El cambio de Gobierno es el otro gran cambio de hubo allí, sin embargo la independencia continúa como prioridad. Luego del 1-O el cuerpo político quedó destruido ya que Carles Puigdemont, presidente en aquel entonces, fue uno de los procesados. Desde entonces, Cataluña vivió varios meses sin Gobierno y reciñen en junio de este año Quim Torra, tomó el lugar como autoridad máxima de la comunidad.
«No soy Carles Puigdemont, pero soy lo que más se le parece», confirmó en el Parlamento antes de ser investido como presidente de la Generalitat con los votos JxCat y ERC y la abstención de la CUP.
El cambio de Gobierno coincidió con la moción de censura contra Mariano Rajoy, ex presidente de España, quien fue reemplazado por Pedro Sánchez. Existieron conversaciones sobre la independencia catalana, sin embargo el Ejecutivo de Sánchez dejó en claro que evaluó otorgar a Cataluña algunas facultades y libertades más, pero descartó apoyar la independencia.