Insultos entre candidatos punteros centran debate

0
174

MÉXICO D.F.-  El tema central del segundo debate de cara a los comicios presidenciales de México era la inmigración y las relaciones con Estados Unidos. Pero las propuestas frente a la problemática planteada fueron escasas. El protagonismo lo tuvo el cruce de insultos entre el candidato de izquierda Manuel López Obrador y quien lo sigue de cerca en la contienda, Ricardo Anaya. 

Anaya por su parte señaló y tachó de “autoritario” y de proponer ideas que son un “disparate” o “locuras” a López Obrador. Sin embargo el candidato izquierdista se mostró más tranquilo, Anaya más impetuoso, aunque los dos punteros convergieron en varios puntos. 

Ambos proponen y se comprometen a trabajar unidos después de las votaciones para defender los derechos de los inmigrantes mexicanos. Aunque López Obrador aseguró responder a los trinos e insultos de Donald Trump “sin miedo”. 

“Vamos a triunfar y nos vamos a unir para sacar adelante al país. La patria es primero”, dijo López Obrador, quien según las encuestas tendría una amplia ventaja sobre Anaya, de hasta 20 puntos en algunos casos. Su detractor apostó por “poner el interés de nuestro país por encima de cualquier interés personal”. 

En cuanto a las relaciones con Estados Unidos, los dos candidatos coincidieron en plantar cara al presidente de Norteamérica, “con respeto” pero con contundencia; en defender mejor los derechos de los inmigrantes mexicanos en ese país buscando ayuda en organizaciones internacionales si fuese necesario y en el trato hacia los centroamericanos que cruzan la frontera buscando un mejor futuro. 

Sin embargo en tema de seguridad, uno de los principales retos para el gobierno entrante, Anaya fue más contundente. El candidato enfatizó que por su frontera no entraría ningún enemigo de la Casa Blanca y apunto contra Washington al asegurar que no “hace nada para evitar la entrada de armas a México”. 

Así se cocina la contienda presidencial en el país azteca, que sin lugar a dudas asumirá un gran reto al encontrar un país debilitado políticamente, polarizado y destruido en materia de seguridad.