Irán: «El Líbano no se puede convertir en otra Gaza»

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TEHERÁN.— El presidente de Irán, Masud Pezeshkian, dijo el martes que Líbano no puede convertirse «en otra Gaza» después que los bombardeos de Israel el lunes contra objetivos del grupo Hezbolá causarán medio centenar de muertos en el país.

«Hezbolá no puede quedarse solo contra un país que está siendo defendido, apoyado y recibe suministros de los países occidentales, de los países europeos y Estados Unidos«, dijo Pezeshkian en declaraciones a CNN en farsi, traducidas al inglés. «No podemos permitir que Líbano se convierta en otra Gaza«, aseguró.

En la noche del lunes, los bombardeos israelíes alcanzaron cientos de posiciones de Hezbolá en Líbano el lunes, provocando la muerte de 492 personas, entre ellas 35 niños, a pesar de los repetidos llamados internacionales a la moderación para evitar la expansión del conflicto de Gaza a una escala regional.

Este día fue el más letal en términos de violencia transfronteriza en Líbano desde que Hezbolá, importante actor militar y político, abrió un frente con Israel hace casi un año en apoyo de su aliado, Hamás.

El Ministerio de Salud libanés informó que, además de las víctimas mortales, entre las que se cuentan 58 mujeres, 1.645 personas resultaron heridas debido a los ataques en el sur y este del país. El ejército israelí declaró haber atacado más de 1.600 objetivos de Hezbolá, eliminando a un «gran número» de combatientes, sin ofrecer cifras exactas. En un video, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aconsejó a la población libanesa alejarse de las zonas en conflicto mientras continúan las operaciones militares en el sur y en el valle de Becá. Su homólogo libanés, Najib Mikati, denunció que su país enfrenta un «plan de destrucción» y llamó a la ONU y a países influyentes a intervenir para detener la ofensiva israelí.

El doctor Jamal Badran, del hospital del Socorro Popular en Nabatiye, describió la situación como «una catástrofe, una masacre», y relató que los bombardeos continuaban incluso mientras se evacuaba a los heridos. Miles de familias, aterrorizadas por los ataques, huyeron de las áreas afectadas, informó el Ministerio de Salud. En las ciudades de Beirut y Sidón se habilitaron campos de acogida para los desplazados.

Hezbolá respondió lanzando decenas de cohetes contra bases militares israelíes, mientras que el ejército israelí registró la caída de una veintena de proyectiles sin causar víctimas. Las sirenas sonaron en Haifa, en el norte de Israel, donde residentes como Ofer Levy expresaron su preocupación por la seguridad de sus familias en medio del conflicto.

La tensión entre Israel y Hezbolá ha ido en aumento desde el incidente en el que miembros del movimiento islámico utilizaron dispositivos de comunicación que estallaron la semana pasada, causando 39 muertos y cerca de 3.000 heridos. Un ataque israelí el viernes pasado en el sur de Beirut mató a 16 miembros de la élite de Hezbolá, incluido su líder, Ibrahim Aqil.

Irán, aliado de Hezbolá, advirtió sobre las «graves consecuencias» de los ataques israelíes en Líbano, mientras que Hamás calificó la ofensiva de «agresión salvaje». En la Asamblea General de la ONU, el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, alertó que el conflicto podría desencadenar una guerra total, y Francia solicitó una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU para prevenir una mayor escalada.

El G7 advirtió que una intensificación del conflicto sería devastadora para la región. Estados Unidos, aliado de Israel, expresó su rechazo a una invasión terrestre en Líbano y anunció la presentación de propuestas concretas para reducir las tensiones.

El secretario general de la ONU, António Guterres, manifestó su profunda preocupación por el creciente número de víctimas civiles, incluidos niños y mujeres. A nivel internacional, países como Turquía, Catar y China condenaron la ofensiva israelí, advirtiendo sobre el riesgo de una escalada regional.

El conflicto en Gaza comenzó el 7 de octubre de 2023 con un ataque de Hamás en Israel, que dejó 1.205 muertos. Actualmente, 97 de los 251 secuestrados en la incursión aún siguen cautivos, mientras que 33 fueron declarados muertos. Según datos del Ministerio de Salud de Gaza, 41.455 palestinos han muerto en la ofensiva israelí, lo que ha generado una crisis humanitaria sin precedentes en la región.