TEHERÁN.— Irán declaró el lunes que tenía «legalmente derecho» de castigar a Israel, su archienemigo, por el asesinato en Teherán, que le es atribuido, del líder de Hamás, Ismail Haniyeh.
«Consideramos nuestro derecho a defender nuestra seguridad nacional, nuestra soberanía y nuestra integridad territorial como un derecho incontestable«, declaró el portavoz de la diplomacia iraní, Naser Kanani, insistiendo en que «Irán tiene legalmente el derecho de castigar» a Israel.
Las iniciativas diplomáticas se multiplicaron el domingo ante el riesgo de una escalada que incendie Medio Oriente, en momentos en que Irán y sus aliados, principalmente en Líbano, preparan una respuesta a asesinatos de dirigentes islamistas atribuidos o reivindicados por Israel.
Israel se prepara a ese eventual conflicto en su frontera norte mientras prosigue su ofensiva en Gaza, donde bombardeó un complejo educativo que acogía a desplazados, matando a 30 personas, según la Defensa Civil del territorio palestino.
El G7 expresó su «gran preocupación por los recientes acontecimientos que amenazan con acarrear una regionalización de la crisis, empezando por Líbano», indicó el ministro italiano de Relaciones Exteriores, Antonio Tajani, tras una videoconferencia con sus pares de ese club de las principales potencias occidentales.
El presidente francés, Emmanuel Macron, y el rey Abdalá II de Jordania subrayaron en una conversación telefónica «la necesidad de evitar a toda costa una escalada militar regional» y «llamaron a todas las partes a abandonar la lógica de las represalias», indicó la Presidencia francesa en un comunicado.
El canciller jordano, Ayman Safadi, mantuvo conversaciones en Irán, informaron los medios iraníes.
Fue recibido por el presidente Masud Pezeshkian, quien volvió a imputar a Israel el asesinato en Teherán del jefe de Hamás, Ismail Haniyeh, y a prometer venganza por esa acción «grave» y «descarada», reportó la agencia oficial de noticias IRNA.
Después de Estados Unidos y Reino Unido, Francia pidió a sus ciudadanos salir «lo antes posible» de Líbano, confrontado a «un contexto de seguridad muy volátil». Arabia Saudita, Suecia y Jordania tomaron disposiciones similares.
En el aeropuerto de Beirut, se formaron largas colas de personas que decidieron partir tras esos llamamientos o cuyos vuelos fueron cancelados.
Muchas familias con niños tratan de buscar un rincón para dormir, mientras vigilan los anuncios de despegues, sobre todo hacia Estambul, El Cairo y Ammán.
«Yo estaba en Siria, pero la situación se volvió difícil y mi vuelo, previsto para mañana, se canceló, entonces trato de partir hoy», explica un pasajero, Monther Rayya.
Irán, el movimiento islamista palestino Hamás, en el poder en Gaza, y el grupo libanés Hezbolá acusaron a Israel del asesinato de Haniyeh, cometido el miércoles en Teherán.
Israel no comentó esa operación, que se produjo unas horas después de que un bombardeo –que si reivindicó el Estado hebreo– matase en un suburbio de Beirut al jefe militar de Hezbolá, Fuad Shukr.
El líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, amenazó a Israel con un «castigo severo» y el líder de Hezbolá, Hasan Nasrallah, habló de una «respuesta inevitable».
La representación de Irán ante la ONU dijo esperar que Hezbolá ataque en «profundidad» el territorio israelí y que no se limite a objetivos militares.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aseguró que su país «está en un alto nivel de preparación para cualquier escenario, tanto defensivo como ofensivo».
Estados Unidos, principal aliado de Israel, se está preparando para «todas las posibilidades», afirmó el asesor adjunto de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jon Finer.
«El Pentágono está movilizando medios significativos hacia la región, para prepararse para lo que podría ser nuevamente la necesidad de defender a Israel», y el gobierno intenta «desescalar esta situación, pues no creemos que una guerra regional sea de interés de nadie en este momento», agregó.