TEL AVIV.— Las autoridades israelíes, bajo la dirección del primer ministro Benjamín Netanyahu, han anunciado la apertura del Monte del Templo, en especial la mezquita de Al-Aqsa, uno de los lugares más sagrados del islam después de La Meca y Medina, para permitir la entrada de fieles musulmanes.
Esta medida se toma a pesar de la ofensiva de Tel Aviv en contra de la Franja de Gaza, demostrando la decisión de no oponerse a la llegada de los practicantes del islam a este sitio religioso durante la primera semana del mes del Ramadán, una fecha de gran importancia para la comunidad musulmana.
El Gobierno israelí, en un comunicado emitido el 5 de marzo, declaró: «Durante la primera semana de Ramadán, se permitirá la entrada de fieles al Monte del Templo, en números similares a los de años anteriores. Se llevará a cabo una evaluación semanal de los aspectos de seguridad y protección; se tomará una decisión en consecuencia».
Asimismo, las autoridades enfatizaron su compromiso con la libertad de culto para todas las confesiones en Israel, subrayando que «Israel salvaguarda firmemente la libertad de culto para todas las confesiones, en todos los lugares de Israel, especialmente en el Monte del Templo». Se reconoció la santidad del Ramadán para los musulmanes, asegurando que esta será preservada este año, como en todos los anteriores.
Con la proximidad del 10 de marzo, millones de musulmanes en todo el mundo iniciarán un mes de celebraciones relacionadas con el Ramadán. Para muchos palestinos, este período representa la única oportunidad de rezar en la mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén, un lugar islámico de gran significado.
Cada año, Israel ha aplicado restricciones en la entrada de fieles palestinos al Monte del Templo durante el Ramadán, principalmente por razones de seguridad, afectando especialmente a los jóvenes. Esta área es una de las zonas sagradas más disputadas entre judíos y musulmanes, marcando un simbolismo significativo en medio del persistente conflicto palestino-israelí, que no muestra signos de resolución después del fracaso de las negociaciones entre Tel Aviv y el movimiento