TOKIO.— El banco central de Japón aumentó este martes su tasa principal de interés por primera vez en 17 años, dejando de lado su política de intereses negativos.
El Banco de Japón (central) dijo en un comunicado que su tasa de corto plazo pasaría de -0,1% en la actualidad a entre 0 y 0,1%.
La institución «evaluó el ciclo virtuoso entre salarios y precios y consideró que se vislumbra que la meta de estabilidad (en el aumento, ndlr) de precios del 2% se alcanzaría de manera sustentable y estable», agregó.
El gobernador del Banco de Japón, Kazuo Ueda, dijo el martes que futuros aumentos de tasas dependerán de cómo se desarrollen las situaciones económicas y de precios, pero que es poco probable que se realicen incrementos agresivos dadas las condiciones actuales.
Hablando en una conferencia de prensa después de que el BOJ decidiera poner fin a su política de tasas de interés negativas con su primer aumento en 17 años, Ueda dijo que la decisión de abandonar la política monetaria no convencional refleja la creciente confianza del BOJ en cuanto a la perspectiva de lograr de manera estable y sostenible el objetivo de inflación del 2 por ciento.
«Nuestra herramienta de política principal cambiará a tasas de interés a corto plazo», dijo Ueda en la conferencia de prensa.
Ueda dijo que los aumentos salariales en las negociaciones salariales «shunto» de este año entre la gerencia y los sindicatos fueron un «factor importante» detrás del cambio de política.
La Reserva Federal estadounidense y otros bancos centrales aumentaron sus intereses para contener la inflación provocada por la invasión rusa a Ucrania, de 2022.
Pero el Banco de Japón mantuvo su tasa negativa, adoptada en respuesta a las «décadas perdidas» de estancamiento y deflación en el país. La última vez que aumentó las tasas fue en 2007.
El aumento encarecerá los préstamos para consumidores y empresas, así como el costo del servicio de la deuda nacional de Japón, calculada en 260% del PIB, uno de los niveles más altos del mundo.
La política de intereses negativos, adoptada para estimular a los bancos a prestar a las empresas y con ello impulsar a la economía, ha provocado un debilitamiento del yen frente al dólar.