TOKIO.— El ministro de Economía japonés, Shunichi Suzuki, advirtió este lunes sobre el deterioro «sin precedentes» que padece la salud fiscal de Japón, cuya elevada deuda pública se ha visto agravada por la pandemia y por la inflación global.
Suzuki enfatizó en «la necesidad de garantizar el espacio fiscal suficiente para evitar que la credibilidad del país y el bienestar de sus ciudadanos se vean socavados«, durante su intervención en la primera sesión parlamentaria del año en Japón.
El endeudamiento público de Japón es el mayor entre los países del G7 (Grupo de los siete países más desarrollados) y se situó en 2021 en un 262,5 % de su PIB, según datos del Fondo Monetario Internacional. La mayor parte de los bonos de deuda pública de Japón están en manos del banco central del país, que posee más de un 51 % de los mismos.
«Tras emprender acciones para lidiar con la pandemia de coronavirus y acordar presupuestos suplementarios, afrontamos una situación fiscal de gravedad creciente a un nivel sin precedentes», señaló el titular de Finanzas sobre la presión que sufren las arcas públicas niponas.
El gobierno nipón adoptó en diciembre reformas clave en su política de Seguridad y Defensa, que incluyen el desarrollo de unas capacidades de contraataque que rompen con el principio mantenido desde la posguerra de mantenerlas exclusivamente para la autodefensa del país. Japón dice que el despliegue actual de interceptores de misiles es insuficiente para defenderse del rápido avance de armas en China y Corea del Norte.
El Ejecutivo prevé aprobar un presupuesto récord de 114.380 billones de yenes (806.000 millones de euros) para el próximo ejercicio fiscal, que comenzará en abril, y que incluye partidas adicionales para mitigar el coste creciente de las materias primas y la energía para particulares y empresas. El presupuesto también incluye un incremento del gasto militar, que Japón tiene previsto situar en torno al 2 % del producto interior bruto (PIB) en el próximo lustro, al nivel de los países de la OTAN.