LONDRES.— La producción económica británica cayó con fuerza en abril, reflejando el impacto del anuncio del presidente estadounidense Donald Trump sobre la imposición de aranceles generalizados, así como el fin de una exención fiscal sobre las ventas inmobiliarias, según datos oficiales publicados este jueves.
El producto bruto interno (PBI) se contrajo un 0,3% en abril respecto de marzo, una caída mayor a la esperada y la más pronunciada desde octubre de 2023.
«Tras cuatro meses consecutivos de crecimiento, abril registró la mayor caída mensual en las exportaciones de bienes al mercado estadounidense desde que se tiene registro, con descensos en casi todos los rubros, luego de la reciente implementación de aranceles», explicó Liz McKeown, directora de estadísticas económicas de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS).
La caída en la actividad del sector inmobiliario y legal tras la finalización de una desgravación temporal en la compra de viviendas explicó 0,2 puntos porcentuales de la contracción total del 0,3% del mes, según indicó la ONS. Las automotrices también reportaron una menor producción y menores exportaciones tanto a Estados Unidos como a la Unión Europea.
Las exportaciones británicas de bienes hacia EE. UU. cayeron en 2.000 millones de libras esterlinas (US$2.700 millones) en abril, la mayor baja mensual desde que comenzaron los registros en 1997.
Tras conocerse los datos, la libra esterlina retrocedió un cuarto de centavo frente al dólar.
La economía del Reino Unido creció un 0,7% en el primer trimestre de 2025, superando el ritmo de expansión del resto de los países del Grupo de los Siete (G7) y llevando al Banco de Inglaterra (BoE) a elevar su previsión de crecimiento para todo el año al 1% el mes pasado.
Sin embargo, el BoE recortó su estimación de crecimiento para 2026 al 1,25% y advirtió que espera que los aranceles resten un 0,3% del PBI británico en los próximos tres años.
Los responsables de política monetaria del BoE, que se espera mantengan las tasas de interés la próxima semana, enfrentan una difícil combinación de inflación persistente y una economía que muestra signos de debilidad.
Una encuesta empresarial muy seguida publicada a principios de mes sugirió que gran parte de la economía había vuelto a un crecimiento tenue.
Sin embargo, los relevamientos de opinión entre las empresas británicas han sido mayormente pesimistas y reflejan una desaceleración en los planes de contratación e inversión, en respuesta a los fuertes aumentos del costo laboral anunciados por la ministra de Finanzas, Rachel Reeves, en octubre pasado.
