BRUSELAS.- Los miembros de la Unión Europea no logran llegar a un acuerdo respecto al problema migratorio que divide al bloque, por eso Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, presentó un proyecto que reforzará la seguridad en las fronteras y mejorará la gestión de la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas, encargada de las peticiones de asilo.
Explicó que es necesario «proteger las fronteras exteriores de manera más eficaz», por eso de hoy al 2020 elevará el gasto de la agencia a 2.200 millones de euros y aumentará a 10.000 el número de personas que trabajarán allí, como por ejemplo policías, guardacostas y funcionarios de migración.
El plan brindaría a cada país la posibilidad de deportar a quienes no cuentan con los requisitos para pedir asilo, por eso los agentes de la Comisión Europea estarían autorizados a pedir los documentos de identidad para sellarlos o detenerlos en caso de quienes hayan cruzado las fronteras de manera ilegal.
El dinero para financiar el plan saldría del presupuesto a largo plazo de la Unión, algo que complicaría su aprobación ya que algunas naciones tienen otras prioridades. Otro punto de quiebre es que varios países no estarían dispuestos a desligarse de la vigilancia es sus fronteras para «federalizarlas», así se trate de países miembros.
La realidad es que la crisis migratoria necesita una solución urgente y mientras las discrepancias continúen latentes se deberá intentar menguar el conflicto, para lo que Juncker propuso empezar acelerando las devoluciones.
«No podemos buscar soluciones ad hoc cuando llegue un buque a nuestras costas, necesitamos una solidaridad más duradera y organizada», insistió.