LATINOAMÉRICA.- Cerca del 10% de la población venezolana dejó el país por cuenta de la crisis económica, política y social. La mayor parte de la diáspora se ha repartido por toda América Latina. Todos los días, cientos de venezolanos inician a pie una huida hacia Perú, Colombia, Chile, Ecuador, Uruguay y hasta Argentina. Una travesía que no para todos termina bien.
El sábado 18 de agosto, en la ciudad de Pacaraima, frontera entre Brasil y Venezuela, un grupo de 1.200 venezolanos tuvo que abandonar el campamento en el que se refugiaban en el vecino país debido a los fuertes ataques que recibieron por parte de los habitantes de la ciudad. Los locales quemaron los campamentos y las pertenencias de los migrantes y los persiguieron hasta la línea divisoria gritando “fuera venezolanos”.
Los habitantes de Pacaraima protestan porque esa pequeña localidad se ha convertido en la principal puerta de entrada de la mayoría de venezolanos que han ingresado a Brasil en el último año. Según las autoridades entre 400 y 1.200 cruzan diariamente la frontera.
Frente a estas confrontaciones el presidente brasileño, Michel Temer, convocó a dos reuniones de emergencia con varios de los ministros. En las cuales se resolvió enviar 120 efectivos de la Fuerza Nacional a reforzar la seguridad y 36 voluntarios que atendieran temas de salud.
Pero no solo Brasil sufre el flujo de venezolanos. Según el último informe de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), entre el 2015 el 2017 el número de inmigrantes venezolanos en Latinoamérica tuvo un incremento de más del 900%.
En Colombia los venezolanos también han sido víctimas de la xenofobia y el rechazo. En algunas ciudades han circulado panfletos que los amenazan directamente con quitarles la vida y se han llevado a cabo manifestaciones en contra de su llegada masiva. En Cúcuta, ciudad fronteriza con Venezuela, atacaron a un grupo de inmigrantes con bombas molotov, y a través de las redes sociales los mensajes de odio y rechazo son cada vez más frecuentes.
Otro pueblo que sufre el rechazo por culpa de la situación actual de su país y de tiranos que se niegan a abandonar el poder son los nicaragüenses, que han tenido que abandonar su país a causado la violenta represión que ejerce el Gobierno de Daniel Ortega y enfrentan la misma situación que los venezolanos con sus países vecinos. Se estima que el 8% de la población en Costa Rica es inmigrante, la mayoría de Nicaragua.
El pasado sábado, como informó Último Cable, cientos de costarricenses se manifestaron en una plaza en contra del ingreso de nicaragüenses que piden refugio en el vecino país. La protesta arengaba consignas de “fuera Nicas” y en la que ondeaban banderas y camisas de Costa Rica, tenia una finalidad pacífica, Sin embargo llegó a terminar en disturbios con más de 44 detenidos por desorden público, entre los que se identificaron personas con simbología nazi, y con el decomiso de bombas caseras, cuchillos y machetes.
“Estamos protestando porque la Policía de Migración está dejando pasar a demasiados extranjeros nicaragüenses hacia Costa Rica y realmente no se puede aguantar más porque esto es una invasión”, afirmó Luis Mauricio Vargas, uno de los manifestantes, a la agencia Efe.
Debido a las violentas protestas, el mandatario, Carlos Alvarado, aseguró que “frente a llamados de odio o violencia deben prevalecer la sensatez, la prudencia, la inteligencia y la solidaridad”, y confirmó que el Gobierno trabaja con ayuda internacional y de la mano de 37 instituciones para atender el flujo de miles de nicaragüenses que han llegado al país desde que se desató la crisis el 18 abril de este año.