Los 1.000 días de guerra en Ucrania, ¿un combate entre robots?

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KIEV.— Cuando Yuriy Shelmuk cofundó una empresa el año pasado dedicada a fabricar inhibidores de señales de drones, la demanda de estos dispositivos era baja. Hoy en día, su compañía produce 2.500 unidades al mes y tiene una lista de espera de seis semanas.

El cambio en la demanda ocurrió después de que una importante contraofensiva ucraniana fracasara en el verano de 2023. Esta operación, destinada a poner en retirada a las fuerzas rusas invasoras, se vio obstaculizada por el uso masivo de drones por parte de Rusia para identificar y atacar objetivos, así como por la gran cantidad de minas terrestres y tropas enemigas.

«Los drones aéreos baratos y concentrados detuvieron todos nuestros avances», explicó Shelmuk. «Fue entonces cuando entendimos que había surgido un nuevo elemento decisivo».

La mayoría de las más de 800 empresas del creciente sector de defensa de Ucrania fueron fundadas después de la invasión rusa a gran escala en 2022, la cual alcanzará su día número 1.000 este martes. Muchas de estas compañías nacieron como respuesta a las condiciones cambiantes en el campo de batalla, centrándose en drones —aéreos, terrestres y marítimos—, tecnologías antidrone e inteligencia artificial.

“El sector militar-industrial de Ucrania es el que innova más rápido en el mundo en este momento”, señaló Halyna Yanchenko, legisladora ucraniana que ha apoyado a los fabricantes locales de armas en el parlamento.

Innovaciones en drones y guerra automatizada

Ucrania y Rusia están en camino de producir aproximadamente 1,5 millones de drones este año, principalmente vehículos pequeños de «vista en primera persona» que cuestan unos pocos cientos de dólares y pueden ser operados a distancia para identificar y atacar objetivos enemigos.

Ya en febrero, tropas ucranianas habían advertido que la abundancia de drones rusos complicaba sus movimientos y la construcción de fortificaciones. Para el verano, cuando Rusia comenzó a recuperar territorio ucraniano al ritmo más rápido desde los primeros días del conflicto, la mayoría de los vehículos militares ucranianos estaban equipados con cúpulas de guerra electrónica, tecnología que el año anterior solo se utilizaba en equipos de alto valor.

Con las bajas acumulándose y el desgaste físico aumentando, ambas partes buscan reemplazar a los soldados con máquinas. Mientras Ucrania enfrenta dificultades para reponer unidades agotadas por el combate, Rusia, según informes, ha recurrido a Corea del Norte.

Según funcionarios y líderes de la industria, la automatización será el principal enfoque de innovación en el campo de batalla el próximo año. «El número de infantes desplegados en trincheras ha disminuido significativamente, y el comando de combate puede realizarse de forma remota, reduciendo el riesgo de bajas», dijo Ostap Flyunt, oficial de la 67.ª brigada mecanizada de Ucrania.

Actualmente, más de 160 empresas en Ucrania desarrollan vehículos terrestres no tripulados, que pueden utilizarse para transportar suministros, evacuar heridos o portar ametralladoras operadas a distancia. Un coronel del ejército, conocido por el apodo Hefesto, dejó recientemente las fuerzas armadas para fabricar sistemas automatizados de armas. Según explicó, seis de sus dispositivos ya están en uso en el frente, permitiendo a los operadores manejarlos desde una ubicación segura.

«La guerra moderna es una confrontación de tecnologías para detectar, bloquear y destruir a distancia, dejando al operador únicamente la decisión sobre los ataques», añadió Flyunt.

El ministro de Defensa de Ucrania, Herman Smetanin, destacó que la guerra remota, que incluye el uso de inteligencia artificial, está ganando terreno. «En el futuro cercano, esta será la dirección principal del desarrollo: la guerra de robots. Se trata de proteger vidas humanas», afirmó.

Desafíos para la economía y la industria de defensa

Ucrania espera que su innovador sector de defensa sirva como base para reconstruir una economía devastada por la invasión. Desde 2022, el país ha invertido 1.500 millones de dólares en modernizar una industria de defensa que había permanecido estancada desde los tiempos soviéticos. Sin embargo, todavía depende de sus aliados occidentales para obtener proyectiles, misiles y sistemas de defensa aérea.

La capacidad de producción de defensa ha crecido de 1.000 millones de dólares en 2022 a 20.000 millones en 2024, pero Ucrania solo puede adquirir la mitad de esa producción, dejando el resto sin utilizar, según Smetanin.

Los fabricantes también enfrentan problemas, como límites estrictos a los márgenes de ganancia y la falta de contratos estatales a largo plazo, algo que el presidente Volodímir Zelenski ha prometido resolver. Además, cuatro empresas consultadas por Reuters indicaron dificultades para encontrar personal calificado.

Otro desafío importante es la prohibición de exportar armas en tiempos de guerra. Aunque las empresas presionan para que esta restricción se levante y así generar capital para expandirse, las autoridades temen una reacción negativa del público, especialmente en un país que depende de la ayuda internacional mientras está en conflicto.