TRÍPOLI.- La producción petrolera de Libia ha caído casi a la mitad tras los enfrentamientos entre grupos rivales en los principales puertos de exportación de petróleo del país, dijo Mustafa Sanalla, el director de la National Oil Company.
«La producción ha visto una reducción de 450.000 barriles por día, más 70 millones de pies cúbicos de gas natural, equivalentes a 33 millones de dólares en ventas, de acuerdo con los precios del mercado», aseguró Sanalla.
Las terminales Ras Lanuf y Al-Sidra han estado cerradas desde el jueves pasado, cuando grupos armados atacaron instalaciones petroleras retenidas por fuerzas leales al general Khalifa Haftar, en el este de Libia. El autodenominado Ejército Nacional Libio de Haftar lanzó desde entonces una ofensiva para expulsar a las milicias del área y la violencia causó «daños catastróficos», según la compañía petrolera estatal.
Sanalla dijo que los enfrentamientos «finalmente darán como resultado la pérdida de cientos de millones de dólares en costos de construcción y miles de millones en oportunidades de ventas perdidas». El lunes, la compañía declaró que los incendios causados por los enfrentamientos habían destruido dos tanques de crudo, reduciendo la capacidad de almacenamiento en la terminal de Ras Lanuf en 400.000 barriles.
Además de la infraestructura petrolera dañada por el conflicto, Sanalla dijo que las autoridades libias también están luchando por «conquistar la escala impactante» del robo de combustible. «Los contrabandistas piensan que pueden operar con impunidad, en la medida en que el país está perdiendo más de 750 millones de dólares al año solo a través del contrabando de combustible», aseguró.
La economía de Libia depende en gran medida del petróleo. Bajo el gobierno de Muammar Gaddafi, la producción era de 1,6 millones de barriles por día. El levantamiento de 2011 contra Gaddafi vio caer la producción a alrededor del 20 por ciento de ese nivel, antes de recuperarse a más de un millón de barriles por día para finales de 2017. «Los recursos naturales de Libia y los ingresos de petróleo y gas deben ser un catalizador para la reconstrucción y la prosperidad nacional, no un conflicto», agregó Sanalla.