BUENOS AIRES.— Después de dos años de fuertes subas en los mercados bajo el gobierno del presidente argentino Javier Milei, los inversores esperan que el mandatario transforme el nuevo mapa político en una serie de reformas laborales y fiscales profundas que podrían desbloquear miles de millones de dólares en inversión extranjera.
La contundente victoria de medio término del oficialismo el domingo elevó las expectativas de un cambio estructural de magnitud inédita en décadas. Al reconocer la necesidad de tender puentes en el Congreso, Milei afirmó en su discurso triunfal que el nuevo cuerpo legislativo será “el Congreso más reformista de la historia argentina”.
Según analistas, la combinación de un mandato fortalecido y el apoyo explícito de Estados Unidos —que podría alcanzar hasta 40.000 millones de dólares— atraerá a los inversores a mantener una exposición de largo plazo a los activos argentinos, pese al historial de volatilidad política y económica del país.
“El impulso está 100% de su lado, y está en la posición más fuerte que ha tenido para impulsar reformas en el Congreso”, dijo Gustavo Medeiros, jefe de investigación de Ashmore Group.
Medeiros agregó que el gran problema de Argentina ha sido que “cada dos años hay una amenaza política que cambia todo: las políticas económicas, las alianzas, las expectativas”. Pero sostuvo que si Milei mantiene el ritmo reformista, su victoria podría romper definitivamente ese ciclo.
Durante años, la inversión extranjera directa ha estado limitada por un entorno de políticas imprevisibles y por los típicos ciclos de auge y caída ligados a elecciones o al comportamiento de los commodities agrícolas.
Ahora, el resultado electoral le otorga al gobierno una influencia política pocas veces vista. Los inversores ya no se preguntan si habrá reformas, sino cuán rápidas y profundas serán.
Un sistema impositivo más simple, leyes laborales más flexibles y menores costos previsionales podrían derribar barreras históricas a la competitividad del país. Para empresas que evalúan inversiones en minería, energía o tecnología, la posibilidad de planificar con horizonte de varios años sería una ruptura decisiva con el pasado.
Recientemente, la empresa de inteligencia artificial OpenAI anunció una inversión de hasta 25.000 millones de dólares para construir un centro de datos en Argentina, mientras que Chevron Corp reafirmó su compromiso con Vaca Muerta. Además, la Corporación Financiera de Desarrollo Internacional de EE. UU. (DFC) informó que mantiene conversaciones con el Gobierno sobre inversiones estratégicas en minerales críticos e infraestructura.
“Los proyectos mineros de cobre, litio o tierras raras tardan una década en concretarse”, explicó Graham Stock, estratega soberano senior de RBC Global Asset Management. “Se necesita una perspectiva de más de dos años para asumir ese compromiso. Y ahora hay una chance razonable de que eso sea posible”.
Por su parte, Shamaila Khan, jefa de renta fija para mercados emergentes y Asia-Pacífico en UBS, dijo que Argentina podría convertirse en “un destino para inversiones de largo plazo” si Milei logra construir las coaliciones legislativas necesarias para aprobar sus reformas.
La cuestión del peso
Uno de los principales factores de riesgo para los mercados financieros argentinos sigue siendo el tipo de cambio, que muchos economistas consideran sobrevaluado. A pesar del respaldo de una línea swap con EE. UU. de 20.000 millones de dólares y de un acuerdo similar con China, el peso continúa bajo presión.
Tras las elecciones, se produjo un rally inicial: el tipo de cambio interbancario se fortaleció más de 14% hasta 1.300 por dólar, aunque cerró el lunes en 1.430, un 4% más firme en el día, después de finalizar la semana anterior en 1.491,5.
Algunos inversores ven espacio para un régimen cambiario más flexible, o para mantener la banda actual con apoyo de nuevos flujos de capital. Otros, en cambio, prefieren una devaluación controlada que beneficie a los exportadores.
“El riesgo clave es que el Gobierno mantenga el esquema cambiario actual”, advirtió Kimberley Sperrfechter, economista de mercados emergentes en Capital Economics. “Eso dejaría al peso seriamente desalineado, deterioraría aún más la cuenta corriente y complicaría la acumulación de reservas del Banco Central”.
Las reservas brutas rondan los 40.000 millones de dólares, pero las netas —descontando pasivos en moneda extranjera— siguen en terreno negativo.
Aun con una victoria política contundente, los analistas advierten que no habrá un cambio estructural real si Milei no logra consolidar la estabilidad necesaria para que los vastos recursos de Argentina —agrícolas, energéticos y minerales— atraigan un flujo sostenido de capital extranjero.
“Argentina tiene un potencial enorme, pero para atraer inversión directa extranjera —la que se piensa a muy largo plazo—, hace falta un nivel de confianza que solo se construye con el tiempo”, señaló Gorky Urquieta, gestor senior y codirector global de deuda de mercados emergentes en Neuberger Berman, en un correo a Reuters.
“Es un punto de partida muy optimista, pero todavía queda mucho camino por recorrer.”
