WASHINGTON.— Alrededor de las 2 a.m. del martes pasado, el senador republicano Ron Johnson compareció en el Senado para explicar su oposición a proporcionar más ayuda a Ucrania en defensa contra la invasión liderada por el presidente ruso Vladímir Putin en 2022.
Johnson reconoció a Putin como un «criminal de guerra maléfico» pero argumentó que él no perderá la guerra, justificando así la negativa a utilizar fondos de los contribuyentes estadounidenses en su contra.
Este planteamiento, que sugiere la inevitabilidad de la victoria de Putin, refleja una nueva fase en la creciente aceptación del expansionismo ruso por parte del Partido Republicano durante la era de Donald Trump.
El cambio de postura se atribuye a diversas razones, como la presentación de Putin como defensor de valores conservadores y la creciente reticencia del Partido Republicano hacia los compromisos en el extranjero. La relación personal de Trump con Putin también ha influido en esta ambivalencia.
La semana pasada, el Senado aprobó un paquete de ayuda exterior que incluía 61.000 millones de dólares para Ucrania con una votación de 70 a 29. Sin embargo, Johnson y la mayoría de los republicanos votaron en contra del proyecto después de su intervención nocturna.
En la Cámara de Representantes, controlada por los republicanos, el presidente Mike Johnson indicó que la aprobación de la medida no será apresurada, a pesar de las advertencias del ejército ucraniano sobre la escasez de municiones y artillería.
La frustración entre los republicanos es evidente, ya que algunos consideran que sus colegas no reconocen los beneficios de ayudar a Ucrania. Existen preocupaciones sobre la posibilidad de que Putin y sus aliados confíen en el agotamiento de las democracias en el apoyo a Kiev, y críticos republicanos advierten sobre la posibilidad de que los países de la OTAN en Europa del Este se conviertan en objetivos de una Rusia empoderada que percibe la falta de oposición por parte de Estados Unidos.
La división dentro del partido se hizo patente con la muerte en prisión de Alexei Navalny, líder opositor ruso, a la que el presidente Joe Biden y otros líderes mundiales responsabilizaron a Putin. A pesar de las condenas, algunos republicanos muestran una creciente reticencia a confrontar a Rusia, cuestionando la necesidad de gastar más dinero en ayuda a Ucrania.
Esta tendencia hacia la resistencia a la confrontación con Rusia parece ganar terreno dentro del Partido Republicano, con un grupo considerable de senadores menores de 55 años y elegidos desde 2018 votando en contra del paquete de ayuda. Algunos argumentan que la oposición a otorgar un apoyo ilimitado a otro país no los convierte en aliados de Rusia, sino que refleja una evaluación seria sobre la inversión en ayudar a Ucrania.
Representantes republicanos como Matt Gaetz ven este cambio como un «cambio generacional» hacia el realismo en política exterior, alejándose del neoconservadurismo. Entrevistas con votantes republicanos también revelan descontento con los conflictos en el extranjero y la confianza en que Trump pueda manejar la situación con Putin.
En resumen, la posición del Partido Republicano respecto a la ayuda a Ucrania refleja una creciente resistencia a la confrontación con Rusia, con una parte significativa del partido cuestionando la utilidad y la inversión de recursos en apoyo a Ucrania en el conflicto con Putin.