PARÍS.— Emmanuel Macron, presidente de Francia, debe sacar adelante su programa reformista y liberal, después de que su alianza de centro perdiera la mayoría absoluta en las la segunda vuelta de las elecciones legislativas que se disputaron el pasado domingo.
«La bofetada», «la ducha fría», «desautorizado», «un sismo político». La prensa no escatima en calificativos para describir el golpe que sufrió el mandatario de 44 años, acostumbrado a gobernar desde 2017 con mayoría absoluta.
Su alianza, ¡Juntos!, obtuvo 245 de los 577 escaños de la Asamblea (cámara baja); el frente de izquierdas, 137; y la Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen, 89, multiplicando por once los diputados logrados en 2017.
Comme les millions de Françaises et de Français attendus dans les bureaux de vote aujourd’hui, j’ai voté. Merci à toutes celles et à tous ceux qui permettent au scrutin de se tenir : vous faites vivre notre démocratie. pic.twitter.com/vrV1sSNfQd
— Emmanuel Macron (@EmmanuelMacron) June 19, 2022
A 44 escaños de la mayoría absoluta (289), la portavoz del gobierno, Olivia Grégoire, agitó este lunes el espectro de un «país bloqueado» y aseguró que «se necesitará imaginación, audacia y apertura» para llegar acuerdos.
«El presidente tendrá que cambiar su temperamento. Su gobierno se verá profundamente desestabilizado«, advirtió el politólogo Pascal Perrineau al diario Le Parisien, para quien «deberá, lo quiera o no, aprender la cultura del compromiso parlamentario».
El martes, se reunirá con el representante de Los Republicanos (LR, derecha); del Partido Socialista y de Agrupación Nacional, antes de encontrarse con otros representantes el miércoles.