BRASILIA.- Miles de personas salieron a las calles de Brasil este domingo por segundo día consecutivo, exigiendo un juicio político para el presidente Jair Bolsonaro, a quien acusan de manejar pésimamente la pandemia del COVID-19 que ha matado a más de 216.000 brasileños.
Este fin de semana se registraron caravanas de protesta con autos en al menos 50 ciudades de Brasil, que pidieron por destituir al presidente. Brasil es el país más afectado por la pandemia en América Latina.
Los niveles de aprobación de Bolsonaro sufren su peor caída desde que inició su gobernanza en 2019, según una encuesta nacional publicada el viernes. La hipótesis de un juicio político se abre paso en el Congreso, donde el 1 de febrero cambiarán las autoridades de ambas Cámaras. Sin embargo, sondeos señalan que esta opción no tendría mayoría para concretarse.
Un dato relevante es que las protestas del domingo fueron convocadas por grupos conservadores y de derecha que alguna vez apoyaron a Bolsonaro, mientras que las del sábado fueron convocadas por la oposición.
“Cuando Bolsonaro llegó, votamos por él porque nos parecieron interesantes sus propuestas, pero con la situación ahora con la pandemia es terrible”, aseguró una ingeniera de 66 años que se unió a la protesta contra el mandatario en Río.
Agregó que se sentía particularmente consternada por la situación en la ciudad amazónica de Manaos, en donde hay una lista de espera para camas en cuidados intensivos y escasez de oxígeno médico.
El malestar de los ciudadanos se centra en que Bolsonaro ha negado sistemáticamente la gravedad de la pandemia, pese a que él mismo contrajo el virus, un enfoque que consideran responsable de que Brasil continúe como el tercer país más afectado de mundo y el primero en muertes y contagios en América Latina.
Bolsonaro ha destituido a dos ministros de Salud, ambos médicos y puso en ese puesto, muy delicado por la situación actual, a un general del ejército sin especialidad en medicina, pero que no cuestiona sus decisiones.
Además, los manifestantes exigen al Ejecutivo que reanude la entrega de subsidios que distribuyó el año pasado a 66 millones de desempleados y trabajadores informales, cuya situación ahora es más precaria en medio de la segunda ola del brote.
“Como si no bastara el nivel récord de desempleo, el presidente extinguió el auxilio de emergencia, que era la única fuente de renta para miles de trabajadores”, señalaron los organizadores de la protestas, convocada por redes sociales.
El nivel de desaprobación de Bolsonaro aumentó del 32%, el pasado diciembre, al40% que calificó su gestión de “mala” o “terrible” en una encuesta de Datafolha publicada el viernes.
Poco menos de un tercio de los entrevistados consideraron al Gobierno de Bolsonaro como bueno o excelente, en comparación con el 37% del sondeo anterior.
El enojo de la ciudadanía aumenta por la lentitud en el proceso de vacunación. Pese a que comenzó el pasado fin de semana, hay pocas vacunas para el país con una de las mayores poblaciones del mundo.