TEHERÁN.- Las protestas estallaron en todo el país persa por segundo día consecutivo este domingo, aumentando la presión sobre el Ejecutivo después de que los militares admitieran que habían derribado por error el avión ucraniano en un momento en el país temía ataques estadounidenses.
“Están mintiendo diciendo que nuestro enemigo es Estados Unidos, nuestro enemigo está aquí mismo”, coreaba un grupo de manifestantes frente a una universidad en Teherán.
El sábado la policía iraní disparó gases lacrimógenos contra los manifestantes en Teherán, la mayoría de ello estudiantes. Durante los enfrentamientos se cantaron consignas como “Comandante renuncia”, “Referéndum para la constitución”. Las protestas se replicaron en Mashhad, y parecen ser un clamor en crecimiento.
Algunos medios de comunicación estatales también publicaron informes sobre las protestas en las universidades, después de las manifestaciones del sábado provocadas por el anuncio de Irán de que sus militares habían derribado el Boeing 737 de bandera ucraniana.
Residentes de Teherán dijeron a la agencia Reuters que la policía estaba en activo en la capital el domingo, mientras el descontento público aumentaba tras días de negación por parte de los militares de su culpabilidad, incluso cuando Canadá y Estados Unidos dijeron que un misil había derribado el avión.
Muchos de los manifestantes gritaron “muerte al dictador”, dirigiendo su ira contra la máxima autoridad de Irán, el ayatolá Alí Jamenei.
“Discúlpate y renuncia”, escribió el diario moderado iraní Etemad en un titular de primera página el domingo, diciendo que la “demanda del pueblo” para los responsables del mal manejo de la crisis del avión es que renunciaran.
La desastrosa gestión de la tragedia aérea reveló las grietas profundas en la arquitectura institucional iraní: los miembros del Pasdaran dijeron que advirtieron inmediatamente al personal del ejército, que oficialmente tiene como líder a Hasán Rohani e incluso a Jameneí, aunque ellos prefirieron la oscuridad.
La admisión del derribo del avión fue probablemente forzada por la participación de expertos extranjeros en la investigación. El efecto unificador que se vivió tras la muerte del general Soleimani parece desvanecerse con el terrible error que cometió la Guardia Revolucionaria.