BEIRUT.- Más de 20 civiles murieron el martes mientras el gobierno sirio continuaba su incansable bombardeo contra el último bastión opositor en el noroeste del país.
Los últimos ataques se produjeron al tiempo que Naciones Unidas denunció a las potencias mundiales por no hacer nada para detener el derramamiento de sangre y la destrucción.
Un mes de intensos bombardeos en la región por parte de Siria y su aliado Rusia mató a 229 civiles e hirió a otros 727, según la organización benéfica de la Unión de Atención Médica y Organizaciones de Socorro (UOSSM).
Nueve niños se encontraban entre los 21 muertos en disparos del gobierno en varias ciudades en la provincia de Idlib y en el campo de la vecina Alepo el martes, informó el monitor de guerra del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en el Reino Unido. Los rescatistas de la agencia de defensa civil que trabajan en territorio controlado por la oposición estiman en 24 la cifra de muertos.
Los ataques en una calle concurrida en la aldea de Kafr Halab, en el extremo occidental de la provincia de Alepo, mataron al menos a nueve civiles, agregó el Observatorio.
Un fotógrafo de la agencia AFP confirmó haber visto los cuerpos de las víctimas. La calle estaba llena de gente antes de romper su ayuno diurno, llevado a cabo por los musulmanes durante el mes sagrado de Ramadán, cuando fue atacada.
Idlib y partes de las provincias vecinas de Alepo, Hama y Latakia están bajo el control de Hay’et Tahrir al-Sham (HTS), anteriormente afiliada a Al-Qaeda en Siria, organización que el gobierno sirio ha prometido destruir.