BERLÍN.— El canciller alemán Friedrich Merz enfrenta crecientes presiones para adoptar una postura más firme respecto a Israel, incluso desde dentro de su propia coalición, que le exige que Berlín se sume a una declaración conjunta de decenas de países occidentales que condenan la “inhumana matanza” de palestinos.
Merz, líder de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de centroderecha, ha sido cada vez más crítico con Israel. Sin embargo, Alemania estuvo notablemente ausente de la declaración emitida el lunes por el comisionado de Gestión de Crisis de la Unión Europea y 28 países occidentales —entre ellos Reino Unido y Francia— que pidieron a Israel el cese inmediato de la guerra.
Los países firmantes condenaron lo que calificaron como el “goteo” de ayuda humanitaria hacia los palestinos en Gaza y señalaron que era “horrorizante” que más de 800 civiles hayan muerto mientras intentaban obtener asistencia.
Reem Alabali Radovan, ministra de Desarrollo Internacional y miembro del Partido Socialdemócrata (SPD), socio menor de la coalición, manifestó el martes su desacuerdo con la decisión de Alemania de no firmar la declaración.
“Las demandas contenidas en la carta de los 29 socios al gobierno israelí me resultan comprensibles. Me hubiese gustado que Alemania se sumara a la señal enviada por estos 29 países”, afirmó.
Merz declaró el martes por la noche que el Consejo Europeo ya había emitido una declaración conjunta “prácticamente idéntica en contenido a lo expresado en la carta”.
No obstante, la declaración del Consejo en junio se limitó a lamentar la grave situación humanitaria en Gaza, sin un tono tan crítico ni emocional hacia Israel, y sin condenar el plan israelí anunciado este mes para trasladar a palestinos a una llamada “ciudad humanitaria”.
“Fui uno de los primeros en decir con total claridad —incluso en Alemania— que la situación ya no es aceptable”, dijo Merz, negando divisiones dentro de su coalición sobre este asunto.
El lunes, afirmó que habló el viernes con el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y le transmitió “de forma muy clara y explícita que no compartimos la política del gobierno israelí respecto a Gaza”.
La decisión de Alemania de no adherirse a la declaración conjunta responde a una estrategia sostenida durante meses: evitar críticas públicas a Israel.
Funcionarios alemanes sostienen que su postura hacia Israel está determinada por una “razón de Estado” (Staatsraison), derivada de la responsabilidad histórica por el Holocausto nazi. Según esta visión, la diplomacia reservada es más eficaz que las condenas públicas.
Merz es uno de los pocos líderes europeos que ha ofrecido públicamente recibir a Netanyahu en Alemania sin detenerlo, pese a que la Corte Penal Internacional (CPI) emitió una orden de arresto contra el mandatario israelí por presuntos crímenes de guerra.
Israel rechaza los cargos y afirma que tienen motivaciones políticas. La CPI, por su parte, sostiene que todos los firmantes de su estatuto —incluidos los 27 miembros de la UE— están obligados a arrestar a Netanyahu si entra en su territorio.
Los críticos de la postura de Merz, incluyendo miembros del SPD, sostienen que el legado del Holocausto no puede usarse como excusa para ignorar posibles crímenes cometidos por Israel, y que el lema “nunca más” debería aplicarse hoy a la situación en Gaza.
“La situación en Gaza es catastrófica y representa un abismo humanitario”, advirtieron en una declaración conjunta los diputados socialdemócratas Adis Ahmetovic, vocero de política exterior, y Rolf Mützenich, relator para Medio Oriente.
Ambos instaron a que Berlín se adhiera a la declaración internacional, y pidieron “consecuencias claras e inmediatas” para Israel, incluyendo la suspensión del acuerdo de asociación entre la UE e Israel y el cese de exportaciones de armas que puedan ser utilizadas en violación del derecho internacional.

