MANAGUA.- La economía de Nicaragua se ha visto devastada por casi cinco meses de disturbios provocados por una reforma de la Seguridad Social que pronto derivó en peticiones de dimisión contra el presidente, Daniel Ortega.
Para el mes de junio, la actividad económica del país ya había caído un 12,1% en comparación con el año anterior, según el Banco Central. Los economistas estiman que se han perdido 200.000 puestos de trabajo, incluyendo la destrucción del sector turístico que ha perdido cerca de 70.000 empleos y que en los últimos dos años se había convertido en la principal fuente de divisas de ese país.
El área gastronómica se desplomó un 45% en junio en comparación con el mismo periodo del 2017, de acuerdo con el Banco Central. Del mismo modo la construcción experimento una caída del 35% y las ventas minoristas del 27%. Además se retiraron unos 900 millones de dólares en depósitos de las entidades financieras, que respondieron ajustando sus préstamos para preservar la liquidez, lo que también contribuyó a la desaceleración económica.
El agro de Nicaragua reportó que más de 4.855 hectáreas de terrenos privados fueron ocupadas por partidarios del gobierno en lo que, según líderes del sector, fueron confiscaciones en venganza por su respaldo a los manifestantes. El 91% de los terrenos ocupados se utilizaba para la agricultura y ganadería.
En las protestas desde el 18 de abril más de 300 personas perdieron la vida, según grupos de derechos humanos. El Ejecutivo se refiere a los manifestantes como “terroristas” y dijo que derrotó un intento de echar a Ortega del cargo patrocinado por el Gobierno de Estados Unidos y la oposición del país, incluyendo a algunos del sector privado.