BOSTON.- El juez Dennis Taylor, de la corte de Boston, Estados Unidos, desestimó la demanda civil interpuesta por el Gobierno de México contra ocho firmas norteamericanas de armas, bajo el argumento de que es una querella impedida por leyes federales.
«Desafortunadamente, para el Gobierno de México todas sus denuncias o están prohibidas por las leyes federales o no tienen sustento por otras razones», aseveró el funcionario judicial en su fallo.
Según Taylor, la legislación estadounidense prohíbe demandas que ubican la responsabilidad del uso de armas a las empresas que las fabrican. La Administración del presidente Andrés Manuel López Obrador interpuso el recurso bajo el argumento de que la proliferación de la violencia criminal en México es causada, entre otros factores, por la presencia de armas de fabricantes estadounidenses.
Las firmas señaladas por el recurso son Smith & Wesson, Barrett Firearms Manufacturing, Beretta USA, Beretta Holding S.P.A., Interstate Arms, Century International Arms, Colt’s Manufacturing Company, Glock, Glock GES.MBH, Strum, Ruger & Co. y Witmer Public Safety Group.
El juez Taylor dijo que la corte a la que pertenece no puede ignorar las leyes estadounidenses ni entrar en un proceso de división de posiciones, si bien entiende que el requisito del Gobierno mexicano puede provocar respuestas empáticas.
Agregó que comprende la crítica mexicana por el sufrimiento ligado a las armas estadounidenses en su territorio, pero aseguró que su tarea es hacer valer la ley. La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) de México podría apelar la decisión del juez de Boston.
Sin embargo, el Gobierno de México sostiene que sí existe una relación directa entre la falta de control de armas en suelo estadounidense y los altos índices de violencia en el país latinoamericano.
Por su parte, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) informó que apelará el fallo del juez de Boston y se recurrirán a más argumentos jurídicos para fortalecer su demanda, la primera en su tipo que ha hecho el Gobierno mexicano en la historia.
Nunca antes el país latinoamericano se había atrevido a lanzarse a la yugular del lobby armamentista, que inyecta cuantiosos flujos de dinero al sistema partidista estadounidense, sobre todo a los republicanos.