BOGOTÁ.- Colombia, con el apoyo de Nespresso de Nestle y la Fundación Howard G. Buffett, lanzó este martes un plan piloto para sustituir 400 hectáreas de hoja de coca por café en una región montañosa del sudoeste de ese país, como parte de una iniciativa del gobierno para combatir el narcotráfico.
El programa comenzará en el municipio de El Rosario, en el departamento de Nariño, una de las regiones de Colombia que más cultivos de coca presenta, materia prima para la producción de cocaína, e involucrará a 1.000 familias cultivadoras de café en 1.000 hectáreas que producirán en principio 500 sacos de 60 kilos, según informó la Federación Nacional de Cafeteros.
“Familias que antes estaban atormentadas por los cultivos ilícitos han encontrado aquí un espacio para dejar el camino de la ilegalidad y entrar al de la legalidad, con un esquema espectacular de agricultura por contrato, donde hay un comprador a un precio fijo y justo que le permite tener sostenibilidad en el tiempo”, dijo el presidente colombiano, Iván Duque.
El Gobierno de Colombia busca erradicar más de 200.000 hectáreas de coca utilizando las Fuerzas Armadas y programas voluntarios de sustitución de cultivos.
Con el aumento del área sembrada con coca en los últimos años, la capacidad potencial para producir cocaína de Colombia aumentó a 1.379 toneladas métricas anuales, según la oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.
Jean-Marc Duvoisin, director general de Nespresso, aseguró que el café que se produzca en el proyecto se venderá en cápsulas en las 800 tiendas que tiene la firma en más de 80 países del mundo.
Por su parte, la Fundación Howard G. Buffet donará dos millones de dólares destinados a mejorar las fincas cafeteras de la región y la infraestructura con un centro de salud, acueducto y carreteras, además de la construcción de una bodega para almacenar el grano.
Colombia, el primero productor mundial de café arábigo lavado, espera una cosecha de al menos 14 millones de sacos de 60 kilos para este año, por encima de los 13,6 millones de sacos del 2018.
La baja rentabilidad de los cultivos de café debido a la caída en los precios internacionales y los altos costos de los fertilizantes, han sido algunas de las excusas de los caficultores que abandonan la actividad para dedicarse a otras siembras, incluyendo la hoja de coca.