NUMEA.- Mañana domingo 4 de noviembre, al rededor de 174.154 electores del archipiélago francés votarán por desvincularse o no totalmente de Francia y lograr su autonomía.
«¿Quiere que Nueva Caledonia acceda a la plena soberanía y sea independiente?», es la incógnita que deberán resolver los votantes en las urnas. Sin embargo, los pronósticos anticipan que el no abundará en el referéndum.
Quienes están a favor de la independencia consideran que una soberanía plena les permitiría poder repartir de forma equilibrada el poder, la riqueza y los derechos. Quienes se oponen, justifican que separarse de Francia solo generará más más pobreza y por ende una huida del capital extranjero.
De ganar el sí, Nueva Caledonia pasará a ser un Estado plenamente soberano y obtendrá todas las competencias que ahora no tiene al término de un periodo de transición. En cambio, si se da el resultado esperado por las encuentras, entonces seguirán bajo el Acuerdo de Nouméa, el cuál rige las relaciones con París.
Si un tercio del Congreso caledonio solicita un nuevo referéndum se deberá organizar dentro de un año y medio. Y si nuevamente gana el no, se podrá fijar un tercero más adelante.