WASHINGTON.- Una misión de investigación de la ONU sobre Birmania dijo que el uso militar de la violación y otras formas de violencia sexual es tan rutinario que “refleja una cultura generalizada de tolerancia a la humillación”.
La misión dijo en su informe de 61 páginas que los castrenses birmanos deben poner fin a la práctica que, según dicen, se emplea para aterrorizar a las minorías étnicas en varios estados.
La investigación sostiene que en el estado de Rakáin, hogar de la minoría musulmana rohinyá del país, se encontró que la práctica de emplear la violencia sexual estuvo extendida durante lo que el gobierno llamó “operaciones de limpieza” en 2017. Esto fue determinante en la intención de Birmania de cometer genocidio contra el grupo étnico.
“La comunidad internacional debe responsabilizar a los militares de Birmania por el tremendo dolor y sufrimiento que ha inflingido a personas de todos los géneros en todo el país”, dijo el presidente de la misión, Marsuki Darusman.
El documento se basa en entrevistas con cientos de sobrevivientes y testigos presenciales de las operaciones en curso en los estados de Rakáin, Kachin y Shan.
El documento también determina que el uso militar de la violencia sexual solo podría atribuirse a “parte de una estrategia deliberada y bien planificada para intimidar, aterrorizar y castigar a una población civil y obligarla a huir”.
Fueron las niñas y las mujeres el blanco de la mayoría de los asaltos catalogados por el informe. Además de ser golpeadas, quemadas con cigarrillos y cortadas con cuchillos, el informe acusa al Ejército de Birmania, conocido como Tatmadaw, de violar y retener a mujeres y niñas como esclavas sexuales en bases militares.
Hombres y niños también fueron violados, torturados sexualmente y obligados a estar desnudos.
Según Amnistía Internacional, más de 750.000 refugiados rohinyá, en su mayoría mujeres y niños, huyeron de Birmania a la vecina Bangladés después de que las fuerzas birmanas lanzaran una ofensiva contra la minoría musulmana en agosto de 2017.
Desde el 25de agosto de 2017, casi 24.000 musulmanes rohinyá han sido asesinados por las fuerzas estatales birmanas, según el informe de la Agencia de Desarrollo Internacional de Ontario (OIDA).