FINANZAS.— La mayoría de los inversores sabía que este año sería distinto tras el regreso de Donald Trump al poder en la mayor economía del mundo, pero pocos imaginaron cuán intensa sería la montaña rusa… o cómo terminaría.
Las acciones globales lograron recuperarse del desplome provocado en abril por los aranceles del “Día de Liberación” y acumulan una suba del 21% en 2025, lo que marca el sexto año de ganancias de dos dígitos en los últimos siete. Pero si uno mira más allá, las verdaderas sorpresas aparecen.
El oro, refugio clásico en tiempos de turbulencia, se disparó casi 70%, su mejor desempeño desde la crisis petrolera de 1979; el dólar cayó casi 10%; el petróleo retrocede cerca de 17%; y, aun así, los bonos basura más riesgosos volaron en los mercados de deuda.
Los gigantes tecnológicos de EE.UU. conocidos como los “Magnificent Seven” parecen haber perdido algo de brillo desde que la favorita del boom de inteligencia artificial, Nvidia, se convirtió en octubre en la primera compañía del mundo en alcanzar los u$s 5 billones de valuación. Al mismo tiempo, bitcoin perdió de golpe un tercio de su valor.
El gestor de DoubleLine, Bill Campbell, definió 2025 como “el año del cambio y el año de las sorpresas”, con grandes movimientos “interconectados” por los mismos factores sísmicos: guerra comercial, geopolítica y deuda.
“Si me hubieran dicho de antemano que Trump aplicaría políticas comerciales tan agresivas y en esta secuencia, no habría esperado valuaciones tan ajustadas o tan elevadas como las actuales”, señaló.
Un salto del 55% en las acciones de fabricantes de armas europeos también estuvo impulsado por Trump, tras insinuar que reduciría la protección militar de Europa y forzaría a la región —y a otros miembros de la OTAN— a rearmarse. Eso también contribuyó al mejor año para los bancos europeos desde 1997, mientras que la bolsa de Corea del Sur trepó un 70% y los bonos en default de Venezuela rindieron cerca de 100%. El plata y el platino suben aún más: 165% y 145%, respectivamente.
Una combinación de tres recortes de tasas en EE.UU., críticas de Trump a la Reserva Federal y preocupaciones más amplias por la deuda impactaron sobre los mercados de bonos. Los ambiciosos planes de gasto del presidente llevaron en mayo al rendimiento del Treasury a 30 años a superar el 5,1%, su nivel más alto desde 2007; hoy ronda el 4,8%, pero la reapertura de la brecha con las tasas de corto plazo —el famoso “term premium”— vuelve a generar inquietud.
En Japón, los rendimientos a 30 años también volvieron a máximos históricos. Paradójicamente, la volatilidad del mercado global de bonos está en su nivel más bajo en cuatro años y la deuda emergente en moneda local tuvo su mejor año desde 2009.
La inteligencia artificial también forma parte de esta historia de deuda: según Goldman Sachs, los grandes “hyperscalers” de IA gastaron casi u$s 400.000 millones este año y podrían invertir cerca de u$s 530.000 millones el próximo.
El arranque de 2026 tampoco promete calma. Trump ya se prepara para las elecciones de medio término de noviembre y se espera que anuncie pronto a su nuevo presidente de la Reserva Federal, una decisión clave para la independencia del banco central.
Los inversores mirarán si la economía de China logra sostener el impulso. Israel tendrá elecciones antes de fin de octubre, manteniendo a la frágil tregua en Gaza en el centro de atención. Resolver la guerra en Ucrania sigue siendo extremadamente difícil, mientras Viktor Orbán enfrenta su elección más complicada en Hungría en abril; y en Colombia y Brasil habrá comicios clave desde mayo y octubre, respectivamente.
Y además están todas las incógnitas vinculadas a la IA.
El fundador de Satori Insights, Matt King, sostuvo que los mercados entran a 2026 en una situación “notable” en términos de valuaciones, con líderes como Trump “buscando excusas” para darle dinero a los votantes mediante estímulos o recortes de impuestos.
“Existe un riesgo constante de que estemos llevando al límite lo que el dinero fácil puede hacer”, advirtió.
“Ya empezamos a ver grietas: en el aumento del term premium en bonos, en la venta repentina de bitcoin y en el rally persistente del oro”.

