TOKIO.- Este viernes un tribunal del centro de Japón comenzó a escuchar argumentos sobre si la caza de delfines viola las leyes del país nipón contra la crueldad hacia los animales.
Los demandantes pidieron al tribunal del distrito de Wakayama que detenga inmediatamente la expedición de permisos. El gobernador de la prefectura, Yoshinobu Nisaka, es quien expide los permisos para el pueblo de Taiji, donde la cacería de delfines es tradición local.
El documental “The Cove” de 2009, el cual ganó un premio Oscar, muestra las cacerías indiscriminadas en esa localidad, donde los delfines son perseguidos hasta una cueva y apaleados hasta morir, dejando las aguas teñidas de sangre. En los últimos años el método de caza fue modificado a asfixia.
Los demandantes, en exresidente de Taiji y el activista japonés por la conversación Ren Yabuki, así como los simpatizantes del caso dicen que las muertes siguen siendo traumáticas y dolorosas pese al nuevo método.
Takashi Uede, un funcionario de conservación de Wakayama, no quiso hacer comentarios sobre el caso pero señaló que la prefectura cree que la cacería se apega a la ley.
El juicio no exige una compensación económica, pero podría sentar un precedente para impugnar la legalidad de la matanza, según Takashi Takano, el abogado de los demandantes. “Si esta gente no puede impugnar el permiso, entonces ¿quién puede?”, señaló a la prensa el letrado.
Los oficiales en Taiji y los pescadores han defendido la caza alegando que se trata de una tradición y dicen que comer carne de delfín no es diferente a comer carne de res o de pollo. Sin embargo, las cacerías también son lucrativas en otros aspectos, pues algunos delfines son vendidos a acuarios y espectáculos marinos.
El gobierno japonés apoya la caza comercial de ballenas y se está retirando de la Comisión Ballenera Internacional. Los balleneros buscan reanudar la caza comercial en julio, por primera vez en tres décadas.
Taiji, por supuesto, es una de las ciudades costeras del Pacífico que se sumará a la flota ballenera.