BEIRUT.- Un discurso de siete minutos en los medios de comunicación del secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, estuvo dominado por la preocupación de su país hacia Hezbolá y, en efecto, por su línea política, Irán.
Pompeo leyó su declaración durante su visita a Beirut, mientras su homólogo libanés Gebran Bassil observaba con una mirada inquebrantable.
El principal diplomático de Estados Unidos declaró las intenciones de la administración del presidente Donald Trump de enfrentarse a Hezbolá por sus «actividades criminales y su red terrorista», aunque por «medios pacíficos».
Refiriéndose a un reciente discurso televisado del jefe de Hezbolá, Hassan Nasrallah, Pompeo afirmó el éxito de las sanciones de Estados Unidos contra el grupo, diciendo que «Nasrallah suplicó contribuciones».
El discurso de Bassil tomó un tono diferente al de Pompeo. El ministro de Relaciones Exteriores reafirmó que Hezbolá no es una organización terrorista, tiene una gran base de apoyo y es parte del gobierno de unidad nacional del Líbano.
En octubre, Washington designó a Hezbolá como una amenaza de crimen transnacional, alegando que la red del grupo se extiende por África Occidental y Sudamérica y está involucrada en el lavado de dinero, el tráfico de drogas y el terrorismo.
Sin embargo, Thanassis Cambanis, miembro de The Century Foundation y autor de un libro sobre Hezbolá, aseguró que si bien las sanciones dificultan la vida del grupo, no han hecho nada para detener su crecimiento político o militar. «Los esfuerzos estadounidenses para debilitar y aislar a Hezbolá han creado innumerables problemas prácticos para la organización, pero no hacen nada para lograr el objetivo fundamental de Estados Unidos de contenerlo política y militarmente», aseguró el experto.
Hezbolá ha crecido de ser un representante iraní dentro del Líbano a una fuerza armada regional durante la última década. Ha enviado combatientes de a miles a la guerra siria. Los que sobrevivieron han vuelto Líbano.
El grupo también ayudó a las milicias chiítas en Irak y respaldó a los hutíes en Yemen. Hezbolá ha estado formando un bloque contra Israel en el sur del Líbano, pero ahora también está presente en el sur de Siria, en la parte de los Altos del Golán que aún está bajo control sirio.
El grupo también ha ganado el poder políticamente y domina el Parlamento libanés. Junto con sus aliados, Hezbolá tiene más de 70 de los 128 escaños parlamentarios y tres ministros en el gabinete.
Los políticos libaneses, incluído el presidente Michelle Aoun, basan su apoyo a Hezbolá en la necesidad de preservar la unidad entre las diferentes facciones, representadas en las divisiones sectarias de poder del Líbano.
Aunque muchos temían que Pompeo anunciara nuevas sanciones, éste prometió que Estados Unidos continuará apoyando a las instituciones estatales libanesas, incluso a nivel financiero. Sus palabras fueron respaldadas por advertencias de que la continua dependencia de Hezbolá arriesgaría las perspectivas económicas del Líbano.
«El Líbano enfrenta una elección: avanzar valientemente como una nación independiente y orgullosa, o permitir que las oscuras ambiciones de Irán y Hezbolá dicten su futuro«, sostuvo tajantemente Pompeo en su discurso.