MOSCÚ.— La conquista del Donbás, en el este de Ucrania, es «la prioridad número uno» de Rusia, dijo el jueves el presidente ruso Vladímir Putin, asegurando que su ejército estaba repeliendo a las fuerzas ucranianas en la región fronteriza de Kursk.
«El objetivo del enemigo [al atacar la región rusa de Kursk] era ponernos nerviosos e inquietos para redistribuir nuestras tropas de un área a otra y detener nuestra ofensiva en áreas clave, en particular en el Donbás, cuya liberación es nuestra prioridad número uno», dijo el jefe de Estado en un foro económico en Vladivostok, en el extremo oriente ruso.
Desde el otoño de 2022, Rusia reivindica la anexión de las dos regiones del Donbás ucraniano, la de Lugansk, que ocupa en su casi totalidad, y la de Donetsk, de la que ocupa una parte.
Vladímir Putin ha fijado como condición, antes de toda conversación de paz, que Kiev se retire por completo de esas dos zonas, además de las regiones meridionales de Jersón y Zaporiyia, de las que reclama igualmente la anexión, pese a controlarlas sólo parcialmente.
Una demanda inaceptable para Ucrania y sus aliados occidentales, que ven en ese extremo una capitulación de facto.
Pese a la falta de hombres y armas, las fuerzas ucranianas lanzaron no obstante el 6 de agosto una ofensiva de amplitud en la región rusa fronteriza de Kursk, donde ocuparon cientos de kilómetros cuadrados.
Uno de los objetivos declarados de Kiev era obligar a Rusia a redesplegar sus tropas enfrascadas en el Donbás.
Pero Moscú no adoptó esa estrategia, sino que ha seguido empujando en dirección de Petrovsk, en la región de Donetsk, un nudo fundamental para la logística de las fuerzas ucranianas en esta zona del país.
El ministerio ruso de Defensa no dejó en las últimas semanas de reivindicar la toma de nuevas poblaciones en el oriente ucraniano, la última de ellas Karlivka, el miércoles a unos 30 km de Pokrovsk.
«¿Ha funcionado [la táctica ucraniana]? ¡No!», dijo Putin. «Al contrario (…), el enemigo se ha debilitado en puntos clave y nuestras tropas han acelerado las operaciones ofensivas», se felicitó el mandatario.
En la región de Kursk, las fuerzas rusas «estabilizaron la situación y empezaron a repeler progresivamente» al ejército ucraniano, aseveró el presidente ruso.
En cuanto a eventuales conversaciones de paz, Putin afirmó también este jueves que está dispuesto a negociar con Kiev, si Ucrania lo pide, después de que Moscú descartara hacerlo precisamente por la ofensiva ucraniana en Kursk.
«¿Estamos listos para negociar con ellos? Nunca nos hemos negado a hacerlo», dijo en el foro de Vladivostok.
«Si emerge un deseo de negociar» por parte de Ucrania, «no lo rechazaremos», enfatizó, y añadió que las negociaciones deberán basarse en las conclusiones de unas conversaciones celebradas la primavera de 2022 en Estambul.
Moscú afirma que por entonces se alcanzó un compromiso, peo que las potencias occidentales forzaron a Kiev a rechazar el acuerdo. Los textos en cuestión nunca se publicaron, y Kiev desmiente esta versión de los hechos.
Desde hace meses, Rusia se esfuerza en presentar a Ucrania como la parte del conflicto que no quiere negociar.
En junio, Putin dijo que sólo pondría fin al conflicto si Ucrania renuncia a su ambición de unirse algún día a la OTAN, y si le cede las regiones de Jersón, Zaporiyia, Donetsk y Lugansk, así como la península de Crimea, anexionada por Moscú en 2014.