ULÁN BATOR.— Vladímir Putin se reunió este martes con su homólogo mongol en la capital Ulán Bator, en la primera visita oficial del presidente ruso a un país miembro de la Corte Penal Internacional (CPI) desde que esta emitió una orden de arresto en su contra.
Putin llegó la noche del lunes a la capital de Mongolia y el martes fue recibido por su homólogo Ukhnaagiin Khurelsukh en la imponente plaza Gengis Kan, en una fastuosa ceremonia con participación de ambas delegaciones.
Su viaje es un desafío a la CPI, que en marzo de 2023 emitió una orden de detención en su contra por la presunta deportación ilegal de niños desde que las fuerzas de su país invadieron Ucrania en 2022.
Kiev urgió a Mongolia, miembro de la CPI, a ejecutar la orden de arresto, y acusó al país asiático de «permitir al criminal inculpado escapar a la justicia», al no detenerlo.
El propio tribunal con sede en La Haya recordó la semana pasada que todos sus Estados integrantes tienen la «obligación» de detener a las personas buscadas.
Pero en la práctica, la CPI no dispone de una fuerza coercitiva propia, y poco puede hacer si Ulán Bator no cumple con su obligación.
Mongolia, un país democrático situado entre los gigantes autoritarios China y Rusia, mantiene fuertes vínculos culturales con Moscú y una importante relación comercial con Pekín. Ambas potencias codician sus recursos naturales y quieren fortalecer allí su influencia.
Fue parte de la órbita de Moscú durante la era soviética, y tras el colapso de la Unión Soviética, en 1991, ha mantenido relaciones cercanas con sus dos países vecinos.
El gobierno de Mongolia no ha condenado la ofensiva rusa en Ucrania y se ha abstenido en la ONU en las votaciones relativas al conflicto.
Además, el Kremlin dijo la semana pasada que no estaba preocupado por una posible detención de Putin durante la visita.
Un día antes de iniciar la visita, un pequeño grupo de personas protestó en la plaza Gengis Kan con pancartas que decían «saquen de aquí al criminal de guerra Putin».
Otra manifestación prevista para el martes fue bloqueada por el riguroso dispositivo de seguridad que impidió acercarse al líder ruso.
En su lugar, los manifestantes se congregaron cerca del Monumento a los Represaliados Políticos, que honra a quienes sufrieron bajo el régimen comunista mongol durante la era soviética.
La visita de Putin conmemora el 85º aniversario de una victoria decisiva contra el Japón Imperial a manos de las fuerzas rusas y mongolas.
El gobierno de Mongolia no hizo comentarios sobre los llamados a arrestar a Putin. Un portavoz del presidente Khurelsukh negó el domingo en redes sociales que la CPI hubiera enviado una carta para pedir la ejecución de la orden de detención durante la visita. Rusia, a su vez, no reconoce la jurisdicción de la CPI.
Amnistía Internacional advirtió el lunes que si Mongolia no arresta a Putin, podría socavar la legitimidad de la CPI y envalentonar al exagente de la KGB, quien lleva casi un cuarto de siglo en el poder.
«El presidente Putin es un fugitivo de la justicia», declaró Altantuya Batdorj, director ejecutivo de Amnistía Internacional, en un comunicado.
«Cualquier visita a un Estado miembro de la CPI alentará la actual línea de actuación del presidente Putin y debe considerarse como parte de un esfuerzo estratégico para socavar la labor de la CPI», agregó Batdorj.