BERLÍN.- Uno de los países que mejor gestionó la pandemia se vio obligado a dar marcha atrás en el desconfinamiento debido a nuevos brotes.
Las autoridades alemanas retrocedieron este martes por primera vez en su intento de regresar a la normalidad.
Unas 385.000 personas de las localidades de Gütersloh y Warendorf, en el estado federado de Renania del Norte, fueron confinadas de nuevo luego de un rebrote de COVID-19 registrado en un matadero de la zona que ya arrojó unos 1.500 casos positivos.
Armin Laschet, jefe de Gobierno del estado de Renania, anunció esta medida, de la que dijo que “desde el punto de vista de las cifras” en principio sería innecesaria, no obstante, reconoció que “permitirá decir que el foco esta localizado, pero decretamos el el cierre de la vida pública con el objetivo de calmar y obtener calidad sobre la situación en general».
El primer paso tras detectar el rebrote en el matadero fue el cierre de colegios y guarderías, que ha afectado a 50.000 menores. En cuanto a la empresa cárnica, se procedió a su cierre y al aislamiento inmediato de sus 7.000 empleados, De los 6.140 test realizados, 1.553 dieron positivo, a los que se suman algunos otros casos de contacto estrecho.
Las autoridades regionales elaboraron un paquete de cinco medidas que incluyen la reducción de los contactos al núcleo familiar y otras formas de convivencia en un hogar y el cierre de locales e instalaciones públicas y privadas, así como actividades donde es obligatorio el uso de mascarilla.
Al foco de la empresa cárnica se suman brotes registrados en un complejo de viviendas de Gotinga (centro) y de un barrio en Berlín que ha disparado el factor de reproducción del virus a valores por encima de una tasa de 2%, pese al bajo cómputo de nuevas infecciones en el conjunto del país.
Las restricciones a los dos distritos alemanes muestran este miércoles las primeras imágenes de las calles semivacías, terrazas retiradas y persianas abajo, que han desalentado a un país donde la gestión del virus había sido elogiada internacionalmente.
El primer ministro de Baviera, Markus Söder, advirtió del peligro de perder a la ligera todos los éxitos alcanzados en el país a la hora de combatir la pandemia y expresó su pesimismo para un futuro inmediato.