LEÍOPOLIS.— Las fuerzas rusas avanzan desde el noreste en su lenta lucha hacia la capital de Ucrania, mientras los tanques y la artillería golpean zonas sitiadas con bombardeos muy intensos.
En ofensivas anteriores en Chechenia y Siria, la estrategia rusa ha sido aplastar a la resistencia armada con ataques aéreos y bombardeos constantes que arrasaron los centros de población. Este tipo de asalto ha aislado a la ciudad portuaria de Mariúpol, en el sur de Ucrania, y Kiev y otros lugares podrían correr el mismo riesgo.
En Mariúpol, los incesantes bombardeos han frustrado los repetidos intentos de llevar comida y agua y evacuar a los civiles allí atrapados. El viernes, un fotogafó de la AP captó el momento en el que un tanque abrió fuego, al parecer, directamente contra un edificio de departamentos, envolviendo uno de sus laterales en una bola de fuego naranja.
Los continuos bombardeos obligaron a los operarios a dejar de cavar zanjas para las fosas comunes, por lo que “los muertos ni siquiera están siendo enterrados”, afirmó el alcalde.
El Ejército ruso atacó más de una docena de hospitales desde el comienzo de su invasión el 24 de febrero, según la Organización Mundial de la Salud. Funcionarios ucranianos reportaron este sábado que la artillería pesada rusa causó daños en un hospital oncológico y en varios edificios residenciales.
Maksim Beznosenko, director del hospital, dijo que en el complejo había varios cientos de pacientes en el momento del ataque, pero no se registraron muertes.
Las fuerzas invasoras han tenido más dificultades de las que esperaban contra los decididos combatientes ucranianos. Pero el poderío militar ruso amenaza con superar al ejército local a pesar del continuo flujo de armas y otras ayudas que llegan de Occidente.
El conflicto ha llevado a 2,5 millones de personas a huir del país. Se cree que entre las víctimas mortales habría solados de ambos bandos, además de numerosos civiles ucranianos.
Con información de Associated Press