MOSCÚ.— Este lunes, Rusia ordenó nuevas evacuaciones en una región fronteriza con Ucrania mientras trata de controlar una ofensiva sin precedentes de las tropas ucranianas en su territorio.
La semana pasada, Ucrania lanzó una operación a gran escala en la región rusa de Kursk, sorprendiendo a las fuerzas rusas después de meses de repliegue en el frente oriental y dos años y medio desde el inicio de la invasión rusa. Este ataque, que ha provocado el desplazamiento de decenas de miles de personas, es el más significativo de un ejército extranjero en territorio ruso desde la Segunda Guerra Mundial.
El objetivo de la ofensiva, según un alto funcionario de seguridad ucraniano, es «desestabilizar» a Moscú y dispersar las fuerzas rusas en la invasión de Ucrania.
La operación sorprendió al ejército ruso, que el domingo reconoció que Ucrania había penetrado profundamente en su territorio, aunque se logró detener el avance en Tolpino, Juravli y Obshchi Kolodez mediante bombardeos aéreos, drones y artillería, además del despliegue de fuerzas adicionales desde la región de Járkov.
El funcionario ucraniano aseguró que miles de soldados participan en la operación y que el propósito es estirar las posiciones enemigas, causar el máximo de pérdidas y desestabilizar la situación en Rusia debido a su incapacidad para proteger sus fronteras.
En respuesta, Rusia anunció la evacuación de habitantes en el distrito de Krásnaya Yaruga en la región de Bélgorod debido a «actividades enemigas» en la frontera. El Ministerio de Defensa ruso informó de la destrucción de 18 drones ucranianos, 11 de ellos sobre la región de Kursk.
En cuanto a la central nuclear de Zaporiyia, tanto Kiev como Moscú se acusaron mutuamente de un incendio en el sitio, pero la ONU y la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) confirmaron que no hubo riesgo de fuga nuclear y que no se detectó aumento en los niveles de radiación.
La incursión ucraniana en Kursk ha sido la ofensiva transfronteriza más exitosa hasta ahora. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, confirmó la participación de su país en el ataque, que busca «llevar la guerra al territorio del agresor».
Moscú ha prometido una «respuesta severa» y acusó a Ucrania de disparar un misil contra un edificio en Kursk, hiriendo a 15 personas. Rusia ha evacuado a más de 76,000 personas de la región y ha fletado trenes de emergencia a Moscú.
Mientras tanto, Ucrania ha solicitado la evacuación de al menos 20,000 civiles de la región de Sumy. Mykola, un jubilado de 70 años que abandonó su aldea cerca de la frontera, expresó su optimismo ante la ofensiva en Rusia, considerando que es una oportunidad para que los rusos experimenten la guerra en su propio territorio.
Los analistas sugieren que el asalto podría ser una estrategia para aliviar la presión sobre las tropas ucranianas en otras partes del frente, aunque no ha debilitado la ofensiva rusa en el este de Ucrania. Rusia ha declarado el estado de emergencia en Kursk y otras dos regiones fronterizas, e inicia una «operación antiterrorista».
El funcionario de seguridad ucraniano admitió que Rusia eventualmente detendrá a las tropas ucranianas en Kursk y está preparando un ataque masivo con misiles contra «centros de mando» en Ucrania, aunque Kiev asegura que respeta el derecho humanitario y no tiene intención de anexar las zonas ocupadas.