CARACAS.- Mientras el gobierno de Donald Trump avanza en sus esfuerzos para que Maduro abandone el poder, el destino de los llamados “Citgo six” está cada vez más incierto.
Lo mismo ocurre con la empresa estadounidense para la que trabajan, Citgo, que es uno de los grandes premios en la disputa entre Juan Guaidó, opositor, y Nicolás Maduro.
Las familias de los extranjeros detenidos en Venezuela denunciaron que los hombres están retenidos en condiciones inhumanas, compartiendo celdas hacinadas en un sótano con capacidad para 22 personas pero en la que hay cuatro veces más ese número. Esto lleva a que los hombres tengan que dormir a veces en el piso y que pasen semanas sin acceso al aire libre o a La Luz del sol, agregaron..
Tomeu Vadell, de Louisiana, perdió más de 27 kilos por la mala nutrición, aseveró su familia. En una fotografía tomada clandestinamente con un celular el mes pasado y a la cual The Associated Press logró el acceso, parece un prisionero de guerra ya que su estado es lamentable.
Sus casos parecen no avanzar. Una visita preliminar fue demorada en 12 ocasiones sin razón aparente, lo que hace que las familias se pregunten si sus seres queridos están siendo retenidos como peones en una negociación política de alto nivel.
La odisea de las familias comenzó el fin de semana anterior al Día de Acción de Gracias de 2017, cuando Vadell y los otros ejecutivos recibieron una llamada de Nelson Martínez, quien por entonces era el director de la filial de PDVSA en EE.UU Citgo, pidiéndoles viajar a Caracas para una reunión presupuestaria de última hora.
El grupo de empresarios viajó en un jet corporativo. A bordo iban Vadell, vicepresidente de refinación, Gustavo Cárdenas, jefe de relaciones estratégicas con accionistas, gobierno y asuntos públicos; Jorge Toledo, vicepresidente del suministro y marketing; Alirio Zambrano, vicepresidente y gerente general de la refinería de Citgo en Corpus Christi; José Luis Zambrano, vicepresidente de servicios compartidos, y José Ángel Pereira, presidente de Citgo.
Al llegar a territorio venezolano, un grupo de agentes e seguridad armados y enmascarados irrumpieron en una sala de conferencias de PDVSA y arrestaron a los seis ejecutivos. Horas después, el fiscal general de Maduro apareció en la cadena nacional imputándoles cargos de malversación por una propuesta para refinanciarse unos 4.000 millones de dólares en bonos de Virgo ofreciendo una participación del 50% en la empresa como garantía.
En ese sentido, el propio Maduro los acusó de “traición” aunque no habían sido señalados por ese delito.
Estos arrestos iniciaron una etapa de purga dentro de la industria petrolera venezolana que pocos días después acabó con Martinez, director de PDVSA, un exministro de Petróleo y docenas de personas más encarcelados.
Así como Asdrúbal Chávez, primomo del fallecido Hugo Chávez y aliado de Maduro, llegó a la presidencia de Citgo. El expediente Martínez murió en diciembre bajo custodia, alarmando aún más a las familias de los empleados detenidos.
La situación se torna aún más tensa ahora que la batalla se libra desde la sede de Citgo como resultado de las sanciones impuestas por Washington a PDVSA el mes pasado que obliga a las empresas estadounidenses que compren petróleo venezolano a desviar cualquier pago a una cuenta de depósito en garantía controlada por Juan Guaidó, a quien la Casa Blanca y otra docena de países reconoce como presidente interino del país sudamericano.
Sobre el tema los funcionarios de la Casa Blanca han sido bastante reservados, sin embargo, Mike Pompeo, secretario de Estado, señaló al ser consultado sobre el tema que “allí donde haya un estadounidense detenido de forma injusta, en este caso por el abusó de Maduro, el gobierno de Estados Unidos está increíblemente centrado en obtener su liberación”, aseveró.