WASHINGTON.- Estados Unidos venderá “muchísima” carne vacuna a Australia, aseguró este jueves el presidente estadounidense, Donald Trump, luego de que Canberra anunciara la flexibilización de sus restricciones a las importaciones. Trump también advirtió que otros países que rechacen productos cárnicos estadounidenses “han sido advertidos”.
Australia anunció el mismo día que relajará sus normas de bioseguridad para permitir el ingreso de carne vacuna de EE.UU., aunque analistas anticipan que la medida no generará un aumento significativo en los envíos, ya que Australia es un gran productor y exportador de carne, con precios considerablemente más bajos.
“Vamos a vender muchísima carne a Australia porque esto es una prueba innegable e irrefutable de que la carne vacuna estadounidense es la más segura y la mejor del mundo entero”, escribió Trump en su red Truth Social.
“Los demás países que rechacen nuestra magnífica carne han sido advertidos”, agregó.
Trump ha intentado renegociar acuerdos comerciales con numerosos países que, según él, se han aprovechado de Estados Unidos —una caracterización que muchos economistas ponen en duda.
“Durante décadas, Australia impuso barreras injustificadas a la carne estadounidense”, dijo el representante comercial de EE.UU., Jamieson Greer, en un comunicado. Calificó la decisión australiana como un “hito importante en la reducción de barreras comerciales y en garantizar el acceso a mercados para los agricultores y ganaderos estadounidenses”.
Aunque Australia no es un gran importador de carne vacuna, Estados Unidos sí lo es. Una caída en la producción está obligando a EE.UU. a aumentar sus compras.
El año pasado, Australia exportó casi 400.000 toneladas métricas de carne vacuna a Estados Unidos por un valor de 2.900 millones de dólares, mientras que solo 269 toneladas de carne estadounidense se enviaron en la dirección contraria.
Las autoridades australianas aseguraron que la flexibilización de las restricciones no forma parte de ninguna negociación comercial, sino que es el resultado de una evaluación prolongada sobre las prácticas de bioseguridad estadounidenses.
Desde 2003, Canberra limitaba el ingreso de carne vacuna de EE.UU. por preocupaciones relacionadas con la encefalopatía espongiforme bovina (EEB), o “mal de la vaca loca”. Desde 2019 permitía la entrada de carne de animales nacidos, criados y faenados en territorio estadounidense, pero eran pocos los proveedores que podían demostrar que su ganado no había estado también en Canadá o México.
El miércoles, el Ministerio de Agricultura de Australia informó que los sistemas de trazabilidad y control del ganado en EE.UU. habían mejorado lo suficiente como para aceptar carne de animales nacidos en Canadá o México y faenados en EE.UU.
La decisión generó preocupación en Australia, donde las normas de bioseguridad son consideradas clave para proteger al sector agrícola de enfermedades y plagas.
“Necesitamos saber si (el gobierno) está sacrificando nuestros altos estándares de bioseguridad solo para que el primer ministro Anthony Albanese consiga una reunión con el presidente Donald Trump”, expresó en un comunicado el ministro de Agricultura en la oposición, David Littleproud.
Australia, que importa más productos de EE.UU. de los que le exporta, enfrenta actualmente un arancel general del 10% para todos sus productos, así como tarifas del 50% sobre el acero y el aluminio. Trump también ha amenazado con aplicar un arancel del 200% a los productos farmacéuticos.
Consultado sobre si esta flexibilización ayudaría a alcanzar un acuerdo comercial, el ministro de Comercio australiano, Don Farrell, respondió: “No estoy muy seguro”.
“No hicimos esto para tentar a los estadounidenses a firmar un acuerdo comercial”, explicó. “Creemos que deberían hacerlo de todos modos”.

