WASHINGTON.— El lunes, un agradecido Donald Trump se encontraba en Milwaukee preparando su nominación presidencial republicana tras sobrevivir a un intento de asesinato que, según él, representa una oportunidad para unir al país.
Trump, de 78 años, estaba en un mitin en Butler, Pensilvania, cuando un hombre de 20 años con un rifle AR-15 disparó desde un tejado, alcanzando la parte superior de su oreja derecha. A pesar de quedar manchado de sangre, Trump no resultó gravemente herido y aseguró estar bien.
«Es un hecho que estoy asimilando», dijo Trump al Washington Examiner. «Si no hubiera apartado la vista de la multitud en ese momento, no estaríamos hablando hoy». Un espectador murió y otros dos resultaron heridos antes de que el Servicio Secreto abatiera al atacante. Tanto Trump como el presidente Joe Biden hicieron un llamado a la calma y a la unidad tras el incidente, destacando la necesidad de reducir la retórica política violenta.
Biden pronunció un discurso desde el Despacho Oval condenando la violencia y abogando por un enfriamiento de las tensiones políticas. Trump, al llegar a Milwaukee para la Convención Nacional Republicana, expresó su deseo de unir al país y adelantó que su discurso sería diferente debido al incidente. Biden ordenó revisar cómo el agresor pudo acercarse tanto a Trump, quien cuenta con protección vitalicia del Servicio Secreto.
El sospechoso
El sospechoso, Thomas Matthew Crooks, de Bethel Park, Pensilvania, fue identificado por el FBI y el tiroteo está siendo investigado como un intento de asesinato. Crooks, registrado como republicano, trabajaba en una residencia de ancianos y compró el arma legalmente.
El FBI encontró un dispositivo sospechoso en su vehículo, que fue neutralizado. Tras el incidente, se citó a la directora del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle, a declarar en una audiencia.
El espectador asesinado fue identificado como Corey Comperatore, de 50 años, quien murió protegiendo a su familia. Las otras dos personas heridas estaban en estado estable el domingo.
El ataque es el primer intento de asesinato contra un presidente o candidato presidencial desde el intento contra Ronald Reagan en 1981. Las encuestas muestran que los estadounidenses temen un aumento de la violencia política, especialmente tras los disturbios en el Capitolio el 6 de enero de 2021.