PEKÍN.— A medida que se acercan las elecciones presidenciales en Estados Unidos, tanto demócratas como republicanos coinciden en mantener una política firme hacia China, ejerciendo presión económica y estratégica sobre el país asiático.
Durante su mandato, el candidato republicano Donald Trump comenzó una guerra comercial contra China, una postura que, en gran parte, ha sido continuada por el presidente Joe Biden, con restricciones sobre las exportaciones chinas y el acceso a tecnologías clave. Por otro lado, si la candidata demócrata y actual vicepresidenta, Kamala Harris, ganara en noviembre, se espera que también mantenga una postura dura, aunque con posibles diferencias de enfoque respecto a Biden.
Diao Daming, subdirector del Centro de Estudios Americanos de la Universidad Renmin en Pekín, comentó a DW que la competencia estratégica entre ambos países continuará independientemente del resultado electoral, sin prever beneficios significativos para China bajo ninguna administración futura.
Durante sus campañas, tanto Trump como Harris han enfatizado la necesidad de limitar el crecimiento estratégico de China en Asia y responder a las tensiones en torno a Taiwán. Trump, en una entrevista reciente, afirmó que impondría aranceles del 200% a productos chinos en caso de un conflicto en Taiwán, y que, en su opinión, el presidente Xi Jinping «lo respetaría» y actuaría con cautela.
Trump también ha propuesto imponer aranceles de entre el 10% y el 20% a prácticamente todas las importaciones, con tasas más elevadas para los productos chinos, asegurando que estas medidas revitalizarían la industria estadounidense. Diao advierte que, si estos aranceles se implementan, China respondería de manera proporcional.
Por su parte, Harris ha hecho referencia a su compromiso de que «Estados Unidos, y no China, lidere en el siglo XXI». Aunque sus planes específicos sobre China no son claros, expertos esperan que mantenga políticas como las tarifas impuestas bajo la administración Biden y las restricciones en tecnologías críticas para China.
A nivel diplomático, Biden ha intentado equilibrar las tensiones con China al fortalecer alianzas con países como Filipinas, Japón, Australia e India y al mantener un canal de diálogo con Pekín, que incluyó una cumbre en California en 2023 entre Biden y Xi.
Wu Qiang, un comentarista chino independiente, señala que Pekín podría preferir el regreso de Trump, pues su liderazgo podría llevar a una mayor división interna en Estados Unidos y un posible retorno al aislacionismo. No obstante, Elizabeth Freund Larus, miembro del Atlantic Council, considera que el panorama global se ha vuelto más inestable desde la primera presidencia de Trump y que su política exterior podría requerir un mayor compromiso con los aliados de Estados Unidos.
Por otra parte, la posibilidad de una victoria de Harris podría ser vista con mayor tranquilidad por el liderazgo chino. Según Larus, Harris posiblemente mantendría una línea de interacción más constante y, a diferencia de Trump, podría buscar una relación más estable con China, particularmente en el tema de Taiwán, donde Harris se muestra menos proclive a acciones militares explícitas.