WASHINGTON.- El escenario se complica para el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, asediado por el juicio político por haber coaccionado al presidente ucraniano para que investigara al precandidato presidencial Joe Biden.
En las últimas horas salió a la luz que Trump se habría comunicado por teléfono con el primer ministro de Australia, Scott Morrison, para pedirle que lo ayudara a desacreditar la investigación en su contra por el Rusia Gate, que desarrolló el fiscal especial Robert Mueller.
Según publica el New York Times, que citó dos fuentes cercanas, el mandatario estadounidense inició conversaciones con su homólogo australiano para que ayudara en ese propósito al fiscal general estadounidense, William Bar.
El NYT además asegura que el acceso a la transcripción de esta llamada telefónica fue restringido a un pequeño grupo selecto de fiscales, al igual que se hizo con la polémica de Ucrania,
Las similitudes con la llamada que desencadenó el caos para Trump son evidentes. No solo es la supuesta solicitud a un Gobierno extranjero para perjudicar a sus rivales domésticos. Sucede que las dos fuentes confirmaron que la Casa Blanca restringió el acceso a la transcripción de la llamada a un pequeño círculo, una decisión que también se tomó el caso de Ucrania.
Por último, el episodio de Australia también mostraría hasta que punto William Barr ha sido un aliado clave de Trump para tratar de demostrar el supuesto origen corrupto y partidista de la investigación sobre la injerencia rusa en las elecciones estadounidenses.
En el caso de Ucrania, Trump pedía al presidente ucraniano que ayudara a Barr después de haber mencionado la ayuda militar que Washington presta al país exsoviético y que el presidente había pedido congelar semanas antes.