WASHINGTON.— El expresidente Donald Trump afirmó que Estados Unidos tomaría el control de la devastada Franja de Gaza y la transformaría en una «Riviera de Medio Oriente» tras reasentar a los palestinos en otro lugar, rompiendo con décadas de política estadounidense sobre el conflicto israelí-palestino y generando condenas en la región.
El anuncio provocó una rápida condena de Arabia Saudita, un actor clave en la región y país al que Trump espera acercar a Israel.
Un funcionario del grupo militante palestino Hamás, que gobernaba la Franja de Gaza antes de la guerra contra Israel, calificó de «absurdas» las declaraciones de Trump sobre la toma del enclave.
«Las declaraciones de Trump sobre su deseo de controlar Gaza son ridículas y absurdas, y cualquier idea de este tipo podría incendiar la región«, dijo Sami Abu Zuhri a Reuters.
Trump presentó su inesperado plan sin proporcionar detalles concretos durante una conferencia de prensa conjunta con el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu el martes.
«Estados Unidos tomará el control de la Franja de Gaza y haremos un gran trabajo allí… Vamos a desarrollarla, crear miles y miles de empleos, y será algo de lo que todo Medio Oriente pueda estar orgulloso», declaró Trump ante los periodistas, con un tono que recordó su pasado como desarrollador inmobiliario.
El anuncio se produjo después de que Trump propusiera el reasentamiento permanente de más de dos millones de palestinos de Gaza en países vecinos, calificando al enclave —donde se encuentra en vigor la primera fase de un frágil acuerdo de alto el fuego y liberación de rehenes entre Israel y Hamás— como un «sitio de demolición».
La toma directa de control de Gaza por parte de Estados Unidos contradiría la política de larga data de Washington y de gran parte de la comunidad internacional, que sostiene que Gaza debe formar parte de un futuro Estado palestino junto con Cisjordania ocupada.
Arabia Saudita respondió que no normalizará relaciones con Israel sin la creación de un Estado palestino, contradiciendo la afirmación de Trump de que Riad no estaba exigiendo un territorio soberano palestino.
El príncipe heredero saudita, Mohammed bin Salman, reafirmó la postura del reino de manera «clara y explícita«, sin margen para interpretaciones, según un comunicado oficial.
Trump también anunció su intención de visitar Gaza, Israel y Arabia Saudita, aunque no especificó una fecha para el viaje.
Netanyahu, a quien Trump llamó en varias ocasiones por su apodo «Bibi», evitó profundizar en el tema pero elogió a Trump por intentar un «enfoque innovador».
El líder israelí, cuyo ejército ha combatido ferozmente contra Hamás en Gaza durante más de un año, afirmó que Trump estaba «pensando fuera de lo convencional con ideas frescas» y demostraba «voluntad de romper con los esquemas tradicionales».
Los palestinos temen una nueva «Nakba»
El desplazamiento es un tema altamente sensible para los palestinos y los países árabes.
A medida que avanzaba la guerra en Gaza, los palestinos temían enfrentar otra «Nakba» o «catástrofe», como ocurrió en 1948, cuando cientos de miles fueron despojados de sus hogares durante la creación del Estado de Israel.
En términos de política en Medio Oriente, la cuestión es clave tanto para Trump como para Israel.
Estados Unidos había liderado durante meses negociaciones diplomáticas para lograr que Arabia Saudita, uno de los países más influyentes del mundo árabe, normalizara relaciones con Israel. Sin embargo, la guerra de Gaza, iniciada en octubre de 2023, llevó a Riad a suspender las conversaciones ante el enojo generalizado en el mundo árabe por la ofensiva israelí.
Trump quiere que Arabia Saudita siga el ejemplo de Emiratos Árabes Unidos y Baréin, que en 2020 firmaron los Acuerdos de Abraham y establecieron relaciones con Israel, convirtiéndose en los primeros países árabes en hacerlo en un cuarto de siglo.
Para Israel, lograr lazos diplomáticos con Arabia Saudita sería un logro estratégico, dado el enorme peso de la monarquía saudita en el mundo musulmán y su posición como el mayor exportador de petróleo del mundo.
El martes, Trump instó a Jordania, Egipto y otros países árabes a acoger a los habitantes de Gaza, argumentando que los palestinos no tenían otra opción que abandonar el enclave costero, que debe ser reconstruido tras casi 16 meses de guerra devastadora entre Israel y Hamás.
Un informe de la ONU publicado en enero estimó que retirar los más de 50 millones de toneladas de escombros dejados por los bombardeos israelíes en Gaza podría tomar 21 años y costar hasta 1.200 millones de dólares.
Hasta el anuncio de Trump, la ONU y Estados Unidos habían respaldado la solución de dos Estados: Israel y Palestina, coexistiendo con fronteras seguras y reconocidas.
Los palestinos aspiran a un Estado propio en Cisjordania, Jerusalén Este y la Franja de Gaza, territorios que Israel capturó en la guerra de 1967 contra los países árabes vecinos.