WASHINGTON.- El presidente estadounidense, Donald Trump, amenazó con prohibir las escuchas de sus conversaciones telefónicas con los líderes extranjeros por otros empleados de La Casa Blanca.
El anuncio llega después que un informante secreto denunciara el escándalo con Ucrania, que lo llevó al juicio político.
“Es lo que han hecho durante cuatro años cuando llamas a un líder extranjero, la gente escucha”, dijo el presidente en una entrevista. “Puedo acabar con esa práctica por completo”, concluyó.
Durante mucho tiempo, la Casa Blanca permitió a asistentes, al personal del Consejo de Seguridad Nacional y a altos cargos del Departamento de Estado sentarse a escuchar las llamadas del presidente con distintos líderes del mundo para tomar notas y preparar un resumen que sirva de registro oficial de la llamada.
Según Trump, a veces hasta 25 personas están involucradas en el monitoreo de las llamadas telefónicas presidenciales, desde pasantes de la Administración hasta el secretario de Estado.
En diciembre, la CNN informó citando fuentes que los asesores de Trump restringieron el acceso a las conversaciones del presidente con algunos líderes mundiales, así como a las transcripciones de estas conversaciones.
Mike Pompeo, secretario de Estado, fue uno de los miembros de la Administración Trump que asistió como oyente a la llamada en la que Trump pidió a su homólogo ucraniano, Volodymir Zelensky que anunciara investigaciones contra sus rivales políticos, que le podían beneficiar. Cuando un denunciante anónimo dio la voz de alarma, la Cámara Baja inició una investigación que terminó con el presidente en el banquillo de los acusados.
En la semana posterior a su absolución en el Senado por los cargos de abuso de poder y obstrucción al Congreso, Trump emprendió represalias contra quienes testificaron en su contra en la Cámara baja.
El presidente despidió al teniente coronel Alexander Vindmand y a su hermano, espero en Ucrania del Consejo de Seguridad Nacional que proporcionó su testimonio fundamenta en la investigación del impeachment. Poco después, echó a Gordon Sondland, que había sido embajador en Europa.