WASHINGTON.- Reanudadas las sanciones económicas a Irán, el presidente de Estados Unidos hizo alarde de su dureza y aseguró que quien ose comerciar con la República Islámica no hará negocios con Washington.
El gobierno de Estados Unidos reactivó esta madrugada el plan de sanciones contra Teherán que había levantado en 2015 con la firma del multinacional acuerdo nuclear del que Trump se abrió hace tres meses.
La medida busca aislar económicamente al Ejecutivo persa, forzando a empresas extranjeras a llevar su trabajo fuera del país. Algunas de estas sanciones rebotarán sobre compañías europeas. Para protegerlas, la Unión Europea activará mañana una legislación, conocida como “estatuto de bloqueo”, que posibilitará a las empresas recibir compensaciones por las sanciones estadounidenses.
“Estados Unidos está completamente comprometido a hacer cumplir nuestras sanciones”, aseguró el mandatario de la potencia norteamericana previo a hacer efectiva la reimposición. Además, dijo que “los individuos o entidades que no cancelen sus actividades con Irán corren el riesgo de sufrir graves consecuencias”.
A partir de hoy, Washington prohíbe a Teherán el comercio de oro, metales preciosos y materiales como aluminio y acero, así como la venta de automóviles de industria iraní. También rechaza las transacciones relacionadas con el sistema ferroviario e impondrá sanciones sobre quienes compren o faciliten la emisión de deuda soberana iraní. Además, se revocaron los permisos a la importación de alimentos iraníes.
Dentro de 180 días, a principios de noviembre, entrará en vigor una segunda ronda de sanciones, que prohibirá las transacciones financieras con el Banco Central de Irán y la venta de petróleo, una fuente de divisas muy fuerte en el país.
Trump pretende, según afirmó a la prensa, lograr un acuerdo “más amplio”, que abarque a Irán -“incluido su programa de misiles balísticos y su apoyo al terrorismo”-, así como también a otros países de la región, como Yemen y Siria.