Trump y Netanyahu discutirán e la agenda de Medio Oriente

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TEL AVIVI.— Cuando Benjamin Netanyahu se reúna con el presidente de EE. UU., Donald Trump, el martes, se espera que el primer ministro israelí intente dar vuelta la página a las a veces tensas relaciones con la Casa Blanca de Biden, mientras ambos líderes abordan el futuro del alto el fuego en Gaza y las formas de contrarrestar a Irán.

Sin embargo, Netanyahu, el primer líder extranjero en ser recibido por Trump desde su investidura el 20 de enero, también podría enfrentar presión por parte del presidente, quien es un firme defensor de Israel, pero cuyas metas en Medio Oriente no siempre coinciden con los intereses del primer ministro israelí.

El encuentro tendrá lugar justo cuando están por reanudarse las negociaciones indirectas entre Israel y Hamás sobre la segunda fase del acuerdo de alto el fuego y la liberación de rehenes. Se espera que ambos mandatarios celebren una conferencia de prensa conjunta.

Anticipando la reunión, Trump dijo a los periodistas el domingo que las discusiones con Israel y otros países sobre Medio Oriente estaban «avanzando», aunque no ofreció detalles.

La región se encuentra en un punto crítico: la tregua en Gaza es frágil, el acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hezbolá en Líbano se acerca a su posible expiración en las próximas semanas, y persisten preocupaciones sobre las ambiciones nucleares de Irán, a pesar de su debilitada situación.

Durante su primer mandato, Trump le concedió a Netanyahu varias victorias, incluyendo el traslado de la embajada de EE. UU. de Tel Aviv a Jerusalén y la firma de los Acuerdos de Abraham, que normalizaron relaciones entre Israel y varios estados árabes.

Trump sigue siendo un firme defensor de Israel y se atribuye el mérito de haber mediado en el acuerdo de alto el fuego en Gaza entre Israel y los militantes de Hamás antes de asumir nuevamente el cargo, mientras insiste en que quiere poner fin a las guerras en Medio Oriente.

Trump ha manifestado su intención de renovar los esfuerzos para una histórica normalización de relaciones entre Israel y Arabia Saudita, lo que genera incertidumbre sobre cuánta libertad le otorgará a Netanyahu.

El primer ministro enfrenta presiones de miembros de extrema derecha de su coalición, quienes amenazan con derribar su gobierno si no reanuda la ofensiva en Gaza para cumplir su promesa de destruir a Hamás, grupo respaldado por Irán. Una guerra en curso complicaría, si no bloquearía por completo, el intento de Trump de atraer a los sauditas a la mesa de negociaciones.

Aun así, es casi seguro que Netanyahu tendrá una mejor recepción esta vez en comparación con la que tuvo con el expresidente Joe Biden.

Si bien Biden mantuvo el apoyo militar a Israel tras el ataque de Hamás el 7 de octubre de 2023 —que provocó la ofensiva israelí en Gaza—, las relaciones se tensaron en varias ocasiones debido al alto número de civiles palestinos muertos y la negativa de Netanyahu a acatar ciertas exigencias de EE. UU.

«Sin garantías»

El enviado de Trump para Medio Oriente, Steve Witkoff, desempeñó un papel clave en ayudar a la administración Biden a asegurar el tan buscado acuerdo de Gaza antes del traspaso de poder el 20 de enero y se espera que tenga una participación importante en la próxima ronda de negociaciones. La primera fase del acuerdo llevó a la liberación de 18 rehenes por parte de Hamás y a la excarcelación de cientos de palestinos detenidos en Israel.

El lunes, Trump admitió ante la prensa que no hay garantías de que el alto el fuego se mantenga, aunque Witkoff agregó: «Tenemos muchas esperanzas».

Tanto Trump como Netanyahu han expresado su deseo de incluir a Arabia Saudita en nuevos acuerdos regionales que amplíen los Acuerdos de Abraham, lo que podría fortalecer la contención de Irán.

Sin embargo, la firme oposición de Netanyahu a cualquier avance hacia la creación de un Estado palestino —una postura que cuenta con el respaldo de un número creciente de israelíes tras la guerra en Gaza— podría convertirse en un obstáculo para un acuerdo con Arabia Saudita, que en el pasado ha insistido en la necesidad de al menos un camino hacia una Palestina independiente.

Desde que asumió el cargo, Trump ha generado controversia al sugerir que los gazatíes deberían ser trasladados a países vecinos como Egipto y Jordania, una idea apoyada por la extrema derecha israelí y que contradice el compromiso de Biden de evitar el desplazamiento masivo de palestinos.

Los gobiernos de Egipto y Jordania, junto con otros estados árabes, han rechazado esta propuesta.

Para Netanyahu, cuya creciente aislamiento internacional por la guerra en Gaza quedó subrayado por la orden de arresto emitida por la Corte Penal Internacional (CPI) bajo acusaciones de crímenes de guerra, la visita representa una oportunidad para reforzar su posición diplomática en Washington, donde la administración Trump se ha manifestado enérgicamente en contra de la CPI.

Activistas pro-palestinos y grupos que exigen la liberación de los rehenes que aún están en manos de Hamás han planeado protestas separadas para coincidir con la visita de Netanyahu a la capital estadounidense.

Durante su estancia en Washington, Netanyahu se reunirá con otros altos asesores de Trump, así como con líderes del Congreso, y se espera que busque garantías sobre el suministro continuo de armas de EE. UU.

Apenas unos días después de regresar a la Casa Blanca, Trump aprobó el envío a Israel de bombas de 2.000 libras, un cargamento que la administración Biden había bloqueado.

Antes de partir de Israel, Netanyahu dijo a los periodistas que espera que sus conversaciones con Trump ayuden a «redibujar el mapa» de la región. La guerra en Gaza ha transformado Medio Oriente, y los expertos creen que aún pueden ocurrir más cambios.

Un tema clave en la agenda será Irán, que el año pasado lanzó cientos de misiles y drones contra Israel, lo que provocó represalias israelíes que, según informes, afectaron seriamente las defensas aéreas de Teherán.

Trump se retiró del acuerdo nuclear internacional con Irán en 2018, y tanto él como Netanyahu han prometido impedir que Teherán desarrolle armas nucleares. Mientras tanto, crecen las preocupaciones en Irán sobre la posibilidad de que el nuevo presidente de EE. UU. autorice a Israel a atacar sus instalaciones nucleares.